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Mujeres en América Latina
Mujeres bolivianas participando en una demostración.
 

04 de marzo de 2012 | AMÉRICA LATINA |

Mujeres en América Latina

Históricamente las mujeres en América Latina han sido interpretadas según la clase social, pero sin haber habido un cuestionamiento de si la clase social se define de idéntica manera para mujeres como para hombres. Igualmente, sus luchas han sido interpretadas en un sentido social, no en un sentido político. El activismo femenino en América Latina no necesariamente erosiona con el patriarcalismo, sobretodo cuando este activismo esta restringido a los campos de "intereses femeninos" definidos por los hombres. Un ejemplo es el de las mujeres mineras bolivianas, que a pesar de su actividad extra-doméstica, el rol de "ama de casa" fue tomado como primario. Es también común que las mujeres hagan uso del espacio público partiendo desde su rol tradicional, como sucedió por ejemplo con las mujeres familiares de desaparecidos, creando las únicas organizaciones de derechos humanos que operaron en la esfera pública bajo dictadura, a través de los años ´ 70 en el cono Sur.

Por: Marcela Vera

El surgimiento del feminismo coincidió con el eclipse del análisis de clase como corriente central de las ciencias sociales. Cuando Marx escribió El Capital, el trabajo extra-doméstico y la posesión de bienes eran básicamente de hombres, las mujeres no poseían bienes. De hecho, en el análisis clásico, las mujeres no tienen clase social propia, las solteras tienen la clase social de los padres y las casadas, la de los maridos. El feminismo ha creado nuevos actores sociales y nuevos materiales de investigación. En el campo epistemólogico ha producido un cambio en el pensamiento general, cuestionando principalmente los roles socio-culturales, la distinción entre lo público y lo privado, y las relaciones de poder. Las exigencias de los movimientos feministas se encuentran con dificultades porque se encuentran frente a las resistencias del antiguo modelo jerárquico, ya que cuestionan el modelo de la modernización occidental en su componente más esencial, como es la creación de la identidad y la producción de cultura. El feminismo pone en evidencia la debilidad de la estructura de pensamientos sociológicos establecidos, desafía las desigualdades estructurales, el orden social y el código cultural más ancestral, universal y arraigado de los existentes.

Existe una diferencia entre mujeres en movimientos sociales, movimientos de mujeres y movimientos feministas. Los grupos de mujeres contienen lógicas que pueden combinarse entre ellas: la de las sindicalistas, la de las académicas, la de las políticas, la de las feministas. Estas se subdividen entre ellas, se separan, se juntan, o se interconectan cuando toman partido en luchas específicas. Por ejemplo, en los años ´80, muchos movimientos tenían como objetivo central la lucha por la democracia, a pesar de que cada uno de ellos atendía una agenda de intereses aún más específica. En las primeras décadas del siglo XX ya existían contactos transnacionales entre las feministas de América Latina, presentándose ya en el movimiento sufragista. Sin embargo, el desarrollo del feminismo se vio truncado a partir del surgimiento de las dictaduras. De todas maneras, al término de éstas ya existía un movimiento feminista, que fue poniéndose al día en los avances de los estudios de género a los que no habían tenido acceso, al mismo tiempo que fue retomando las demandas que había tenido que dejar de lado por priorizar la lucha por la democracia. Uno de los lemas más conocidos de las feministas chilenas en la época de los ´80, aún en dictadura, era: "Democracia en el país y en la casa". Desde la década de los ochenta han surgido una serie de actividades, como la organización de encuentros feministas a nivel continental, la creación de redes regionales, la coordinación de campañas transnacionales. En los ´90 surgieron foros virtuales en internet y se han creado nuevos foros de discusión e infraestructura de comunicación permanente para todo tipo de organizaciones y grupos de mujeres.

Bolivia es el país con el índice más alto de mortalidad en América Latina, sin embargo no existe una ley de derechos sexuales y reproductivos. Datos del Ministerio de Salud señalan que el 70 por ciento de los embarazos tempranos son indeseados y responden a la ineficiente educación recibida o a actos de violencia sexual. Las menores de edad embarazadas que nunca accedieron a la educación pública o privada suman cuatro veces más que las matriculadas en la enseñanza secundaria y superior. Una propuesta de Ley Marco sobre Derechos Sexuales y Reproductivos fue aprobada por el legislativo el 2004, sin embargo, el proyecto fue devuelto por el ex Presidente Carlos Mesa, como respuesta a la oposición de las iglesias Católica y Evangélica, y otras fuerzas conservadoras. La definición con respecto al tema quedó en manos del gobierno de Evo Morales, pero aún no ha sido resuelta. El tema sigue siendo una de principales demandas de los movimientos de mujeres, de las organizaciones de minorías sexuales y de derechos humanos, al igual que en toda América Latina

Según los estudios de la PNUD, Bolivia también presenta el nivel más bajo de Desarrollo Humano en Sudamérica, en el que se incluye la igualdad de género. Los recursos destinados a las políticas de género por los municipios es de un 1%, y ésa cantidad se destina a políticas de la salud para las madres y sus hijos, es decir se sigue manteniendo el rol de la mujer fuera de la esfera pública. Algunos derechos y costumbres de los pueblos originarios, reconocidos por la ley INRA (ley de reforma agraria), son totalmente incompatibles con los principios de equidad de género. Las normas que rigen en las comunidades están basadas en las tradiciones patriarcales que favorecen a los varones, dejando de lado los derechos de las mujeres. Si bien en estos últimos años ha aumentado la participación de las mujeres en el parlamento y han habido avances representativos particularmente en la legislación, aún la persistencia de inequidad de género se concentra en áreas rurales. En lo que se refiere a las mujeres en cargos públicos, muchas de ellas han sido víctimas de acoso político y abuso sexual por parte de alcaldes y munícipes en sus comunidades.

Según la Asociación de Concejalas de Bolivia (ACOBOL), entre el 2000 y el 2008 se registraron 200 casos de abuso y acoso político a Concejalas, de los cuales cinco fueron agresiones sexuales. De igual manera, el 2008, la Unión de Mujeres Parlamentarias de Bolivia hizo un pronunciamiento público declarando que habían sido víctimas de acoso y golpeadas frente al Palacio de Gobierno.

En Bolivia, varios cambios sociales importantes han influido de gran manera en los movimientos de mujeres: la revolución de 1952, y al igual que en toda América Latina, la política de clase que no tomó en cuenta las diferencias de género y etnicidad. La política de etnicidad en Bolivia surgió con el Katarismo en los años ´70. A raíz de éste se comenzó a creer que el indigenismo "puro" es más igualitario que la cultura occidental en términos de género, especialmente en la complementariedad del chacha-warmi, pensamiento que sigue vigente pero que no es llevado a la práctica. Otro cambio social influyente ha sido el neoliberalismo y la ONGinizacion. Durante los años ´90 las ONGs vivieron un boom, ante el debilitamiento del movimiento social y fruto de la crisis de la izquierda.

Éstas fueron las más importantes en la difusión de la politización del género. El feminismo se vio en medio de una polarización, entre la tecnocracia de género y el feminismo autónomo. Sin embargo, esto fue cambiando después de la participación de las mujeres indígenas (la gran mayoría de las mujeres bolivianas) en las movilizaciones sociales a partir del 2000, como la Guerra del Agua y la Guerra del Gas, en las que fueron las principales protagonistas.

Durante las dos últimas décadas en América Latina ha aumentado el grado de organización de los movimientos transnacionales y han emergido diversas formas de organización de las mujeres, como las redes regionales guiadas por temas específicos o construidas por identidades colectivas, con estructuras y actividades diferentes. Aún queda mucho camino por andar, pero se sigue poniendo la esperanza en una América Latina más igualitaria, tanto en términos de género, como de etnicidad, de sexualidad, y por supuesto, también de clase. El surgimiento de mujeres presidentas han hecho ver que otros triunfos son posibles y que hay un mundo más allá de "el poncho y la corbata", como le llamó Evo Morales a los ganadores de las elecciones presidenciales que lo convirtieron en presidente.

 

 

 
 
 
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