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Aron Modig
Aron Modig, presidente de las juventudes del partido democratacristiano sueco, Kristdemokraterna. Foto: bbc.co.uk.
 

17 de octubre de 2012 | AMÉRICA LATINA - CUBA |

"Destruye la reputación de la oposición"

Asuntos actuales. El apoyo sueco a los disidentes sigue al pie de la letra la receta norteamericana para un cambio de régimen en Cuba. Pero la experiencia histórica de las dictaduras de Europa del Este no puede ser aplicada en el Caribe. Así escribe el escritor René Vázquez Díaz.

Por: René Vázquez Díaz. Publicado en Sydsvenskan. 10-10-2012-. Traducción: Magazín Latino

Los democratacristianos enviaron a Aron Modig, presidente de las juventudes del partido, a Cuba el verano pasado para hacer entrega de 4 000 euros a los disidentes Osvaldo Payá y Harold Cepero, así como para participar en la formación del movimiento democratacristiano juvenil en Cuba.

El compañero de aventuras de Aron Modig era el político Ángel Carromero, de la juventud del partido español de derecha, Partido Popular. Se habían conocido brevemente en Madrid, se fueron a Cuba como turistas e hicieron entrega del dinero como había sido planificado. Luego su misión se convirtió en una tragedia, donde los dos disidentes que debían ser protegidos fallecieron, en cambio, en un accidente automovilístico a 800 kilómetros de La Habana. Aron Modig y Ángel Carromero sobrevivieron con heridas leves. Resultado final: dos extranjeros vivos y dos cubanos muertos.

Ángel Carromero, quien conducía el auto accidentado, resultó ser un chofer descabezado con unas 40 anotaciones en el registro de tráfico, así como algunas por considerable exceso de velocidad. En el momento del accidente las autoridades españolas estaban a punto de quitarle la licencia de conducir.

Aron Modig, quien dormía cuando ocurriera el accidente, fue puesto en libertad después de una semana de detención, mientras que Ángel Carromero fue acusado de homicidio imprudente.

Los medios de comunicación de todo el mundo hicieron un gran espectáculo de que el auto había sido forzado de la carretera, pero tanto testigos oculares como Carromero y Modig han consecuentemente sostenido que el accidente fue de un sólo vehículo causado por la grave negligencia de Carromero.

En los rabiosos círculos de exiliados cubanos la puesta en libertad de Modig y las declaraciones despertaron mala leche. Deseaban que Modig mintiera y sostuviera que el auto había sido forzado de la carretera.

El juico contra Carromero ha terminado. El fiscal pide siete años de cárcel.

Justamente en estos momentos, Carromero espera que se dicte sentencia. El cónsul español en La Habana ha anunciado que el juicio fue correcto y, desde el punto de vista legal, incuestionable.

Los exiliados cubanos están desesperados por la forma pragmática en que Cuba ha manejado esta lamentable historia.

Si Modig hubiese sido enviado a China o Arabia Saudita para ayudarlos a formar un partido demócrata cristiano, y luego haber estado involucrado en la muerte de disidentes nativos, no habría estado en casa hoy día.

¿Es la mezcla de turismo político y actividad de agentes internacionales el camino correcto para aumentar los derechos y libertades humanas de los cubanos? La imagen de Cuba que Modig y Carromero llevaban consigo a Cuba está basada en un país sólo compuesto de un régimen y algunos disidentes. ¿Dónde están en esta visión, los millones de ciudadanos cubanos con intereses totalmente propios?

Durante las actuales circunstancias, con la estrategia de guerra de EE.UU contra Cuba, me atrevo a afirmar que la mayoría de los cubanos no quieren interferencia extranjera en su búsqueda de libertad económica y política.

La historia de Cuba muestra que cuando el pueblo cubano se decide a quitar a un régimen, no hay fuerza en el mundo capaz de detenerlo.

El apoyo sueco a los disidentes sigue al pie de la letra la receta norteamericana para un cambio de gobierno en Cuba. Pero las experiencias históricas de las dictaduras de Europa del Este no pueden ser aplicadas en el Caribe.

De la misma forma que el destino de los estados bálticos estaba asociado a la pretensión al poder de la Unión Soviética, el destino de Cuba está asociado a la pretensión al poder de EE.UU en el Caribe. Antes del viaje a Cuba, Modig sostuvo una reunión de planificación con el International Republican Institute en EE.UU, que es financiado directamente por el Ministerio del Exterior norteamericano.

A través de su elección de colaborador, Modig escoge ser parte del proyecto político de EE.UU, Proyecto Cuba, que apoya el centro de torturas en Guantánamo, el bloqueo, así como que Cuba esté en la lista de países que fomentan el terrorismo. Es una política que sin duda la mayoría de los cubanos están en contra.

El pagar dinero a disidentes es un error que destruye la reputación de la oposición interna. Modig viajó a Cuba en buena fe de que podría apoyar la democratización de Cuba en alianza con EE.UU. Resultó ser ingenuo.

El bloqueo de EE.UU es el impedimento más grande contra cualquier forma de democratización en Cuba. El último recrudecimiento del bloqueo fue la Ley Helms-Burton, que raramente es mencionada por la Democracia Cristiana y los medios de comunicación suecos. La ley establece como "la transición a la democracia" en Cuba debe realizarse, así como quienes pueden participar y quienes están excluidos, independientemente de lo que Aron Modig crea y piense.

La Ley Helms Burton le da a EE.UU el derecho de penalizar a empresas e individuos que negocien con Cuba. Recientemente la empresa sueca Ericsson fue sentenciada a pagar 1,75 mil millones de dólares porque el consorcio había tenido comercio con Cuba. El Royal Bank de Escocia fue multado en 500 000 millones de dólares y Barclays, Credit Suisse y Llodys a sumas similares por haber realizado transacciones a Cuba.

Nueve de diez empresas extranjeras que quieren hacer negocios con Cuba se abstienen, por causa del bloqueo.

A los ciudadanos norteamericanos les está prohibido viajar a Cuba. Barcos que hagan escala en Cuba no pueden tocar puertos norteamericanos en un periodo de seis meses, lo que encarece todo el transporte marítimo desde y hacia la isla. Esta es la razón por la cual ningún crucero va a Cuba, lo que enfurece a los cubanos, ya que acaba con cientos de miles de oportunidades laborales, así como de provechosos contactos que abren el sistema al mundo.

Aron Modig llegó a Cuba desde una Suecia que este último tiempo se ha sabido que promueve bizarras y sangrientas dictaduras. Con su exportación de armas a regímenes autocráticos represivos como Arabia Saudita, Omán, Pakistán y los Emiratos Unidos, Suecia no sólo se ha convertido en un país que abraza a dictaduras – Suecia les da las herramientas necesarias para acabar con la oposición interna e invadir a sus vecinos cuando el pueblo exige libertad y democracia. Ningún diplomático sueco o político ayuda a los disidentes saudíes con dinero.

Tanto la historia como la actualidad muestran que el único camino al desarrollo y la libertad va a través de más intercambio, conversaciones y comercio.


 

 

 



 
 
 
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