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Consuelo Carrizo Meza frente al Museo Etnográfico de Estocolmo. Foto: Estouardo Meza
 

28 de enero de 2011 - SOCIEDAD

El Museo Etnográfico de Estocolmo

El Museo Etnográfico de Estocolmo tiene 30 años de existencia. Fue inaugurado en 1980 en un edificio que ocupaba el antiguo cuartel militar del regimiento de Dragones de la Real Guardia de Corps que se disolvió en 1928. Hoy día se alojan en él importantes colecciones etnográficas de todo el mundo, especialmente de Latinoamérica, formando parte de los Museos Nacionales de la Cultura del Mundo. Una de estas tardes blancas, de viento helado en la estación más fría del año, tuve oportunidad de visitarlo por segunda vez y de encontrarme de nuevo a la entrada del edificio, con los dos leones de bronce que parecen custodiar los tesoros que allí se guardan. Los mudos y fieles centinelas que proceden de China, dan la bienvenida al visitante deseoso de introducirse al pasado para rememorar la vida de los pueblos y las culturas antiguas del mundo. El Museo ofrece al público un valioso material histórico que satisface los deseos e inquietudes de estudiantes, maestros, investigadores, artistas, al simple visitante o al turista curioso, con la ventaja de que la entrada es gratuita. Desde que se pone un pié adentro, se percibe un aire de misterio en el que se conjugan mitos, creencias, supersticiones y ciencia.

Por: Consuelo Carrillo Meza (*)

Sobre planos de Jan Gezelluis y Gunnar Mattsson, a los que se sumaron la dignidad y el toque mágico conferidos por el arquitecto decorador Erik Karlstrom, después de dos años de trabajo fue inaugurado el Museo en 1978. Participó además en la planificación, un grupo de consultores que aportaron ideas para darle un nuevo enfoque a su funcionamiento. Con este propósito se discutieron en equipo, proyectos, actividades, necesidades y sobretodo la importancia de considerar sus funciones con una visión futurista.

El material etnográfico que se ofrece al público desde que abrió sus puertas, es el fruto del espíritu de investigación científica que afloró con vehemencia en Europa a principios del siglo XIX. Bajo tal impulso algunos exploradores suecos emprendieron viaje a las tierras exóticas de América, Africa, Asia, Australia y Oceanía para descubrir de pueblos ignorados, sus formas de vida y su cultura que aún no eran materia de investigación en los círculos científicos de la época. A su regreso trajeron consigo a Suecia numerosos objetos trabajados en metal, piedra, hueso, barro cocido, fibras, como material utilizado para la hechura de formas y figuras de hombres, animales, plantas, objetos de uso doméstico, cerámicas, adornos y armas que hoy se exhiben en el Museo.

La valiosa colección de símbolos culturales pertenecientes a diversos pueblos del mundo, habla de que el hombre desde su aparición sobre la tierra, ha tenido que afrontar y dar solución a necesidades básicas para poder sobrevivir. Desde la más remota antigüedad, ha hecho uso de los recursos y materiales que generosa y abundantemente le ha brindado la Naturaleza para satisfacerlas. No obstante, la situación de vida ante las mismas necesidades, no es la misma en todas partes. Existen grandes diferencias entre los que habitan en los desiertos de Australia o de Africa y los moradores de las regiones árticas. De conformidad al espacio y medio ambiente en que vive, se muestra una variabilidad de condiciones de usos, costumbres, vivienda, comida, vestuario, idioma, desarrollo, creencias religiosas, arte, música según el territorio.

De allí que el Museo de Etnografía de Estocolmo sea de tan relevante importancia para la humanidad, porque al dar una mirada al pasado de los pueblos, tanto de los que han habitado en zonas desérticas como en las gélidas, se obtiene un valioso aporte que brinda la perspectiva y a la vez amplía la visión del mundo, en el que la capacidad creativa del hombre desconoce límites, pese a las diferencias culturales.
En mi próxima entrega les contaré sobre mi encuentro con Shadakshari, diosa de la Compasión Universal de la iconografía Tibetana que se encuentra en una pequeña sala del Museo titulada "De Polo a Polo".

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