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Gabriela Mistral
Ejemplar del libro de uno de los docentes participantes, Julián Vazquez. Foto: Marisol Aliaga.
 

09 de octubre de 2015 | CULTURA - LITERATURA |

Seminario "Gabriela Mistral - una chilena universal"

ESTOCOLMO: Con gran éxito se llevó a cabo la jornada de homenaje a Gabriela Mistral, este sábado 3 de octubre, en el Instituto Latinoamericano de la Universidad de Estocolmo.

Con motivo del septuagésimo aniversario del Premio Nobel de Literatura a la poetisa chilena, Archivo y Biblioteca organizó un seminario que convocó a una gran cantidad de público ávido de compenetrarse en el universo mistraliano.

Los cuatro panelistas participantes coincidieron en un punto: la necesidad de una relectura de la obra de Mistral.

 

Por: Marisol Aliaga

 

Parto esta reseña recalcando la imposibilidad de hacer un resumen de una jornada de un día sobre Gabriela Mistral en un artículo de siete mil caracteres.

Tan imposible como comprender la obra de la poetisa del Valle de Elqui en una sola lectura.

No obstante, cuando se cumplen 70 años de que Gabriela Mistral recibiera el Premio Nobel de Literatura, justo cuando Europa salía de los horrores de la segunda guerra mundial, tal vez sea hora de comenzar a leerla, o releerla. Y no solo su obra poética, es necesario leer su prosa y descubrir la mujer detrás de la imagen. Porque se encontrará un personaje fascinante.

En este sentido, las cuatro ponencias que se presentaron el sábado en la biblioteca del Instituto Latinoamericano de la Universidad de Estocolmo, sembraron, cada una de ellas, una semilla, entre los asistentes, la de investigar más y reencontrarse con la poetisa. Digo reencontrarse, porque me atrevo a decir que la gran mayoría de los chilenos repetimos los poemas de Gabriela Mistral en la escuela hasta el cansancio. Sin que se nos quedara mucho en la memoria.

Y es que en esa pedagogía faltó lo principal, algo por lo que la poetisa luchó siempre, durante sus años de maestra: el gusto por el aprendizaje. Lo lúdico. Lo que llega al corazón, no al cerebro.

Justamente la grandeza de la pedagogía que Gabriela trató de promover en Chile fue algo que destacó la Agregada Cultural en Suecia, Mireya García.

- Gabriela Mistral supo poner tan en alto el nombre de la poesía, que en este país se promovió fuertemente la entrega del Premio Nobel a ella. Y fue además una mujer capaz de recorrer el mundo sola, de entregar su cultura y de hacerse parte de una concepción educacional que todavía falta por descubrir, dijo la Agregada Cultural, después de ser presentada por la moderadora del seminario, Erika Raña, al comienzo de la jornada.

 

Mireya García agradeció los esfuerzos de Archivo y Biblioteca y sobre todo de su presidente, Germán Perotti.

- Él nos mantiene vivos en el ámbito de nuestra cultura, de nuestra historia y de nuestros conocimientos, y contribuye a que, como chilenos, podamos mantener y transmitir a las nuevas generaciones y a nuestros amigos suecos - que tan generosamente nos reciben hoy día en el Instituto Latinoamericano - nuestro acervo cultural, que no es menor, expresó Mireya García.

La primera ponencia estuvo a cargo de Erika Muñoz, y se tituló: "Gabriela Mistral - una vida consagrada a los derechos del niño y de la mujer".

La panelista resaltó la necesidad de desmitificar a Gabriela Mistral, de rescatar a la poetisa del encasillamiento en el que los "expertos en letras" la han mantenido. La necesidad de una nueva lectura, de reconocer su lucha por los derechos de los niños y su gran preocupación por la mujer latinoamericana. Como ejemplo, Erika Muñoz leyó el más conocido de sus poemas, "Piececitos".

También hizo una breve exposición de la obra literaria de la poetisa, seguida de una reseña biográfica, desde que nace en Vicuña, en 1889, hasta que se establece como pedagoga en México, donde fuera invitada por el Ministro de Educación del Gobierno de la Revolución, José Vasconcelos, para integrarse a la reforma educativa tras la Revolución mexicana. Tiene 33 años.

En Chile, nunca había sido aceptada, a pesar de haber obtenido el título oficial de Profesora de Estado, debido a sus críticas al carácter clasista de la educación chilena. A pesar de que el mismo Pedro Aguirre Cerda, en 1918, le concediera el título honorífico de la Lengua Castellana y la nombrara directora del Liceo de Punta Arenas.

Erika Muñoz resaltó varios aspectos importantes de la vida de Mistral, como el hecho de que comenzara a publicar textos en periódicos a los 13 años y de trabajar pocos años más tarde, como profesora de escuela rural. Otro aspecto importante es el haber crecido entre mujeres trabajadoras, su abuela, su madre y su hermana mayor. Esta última, Emelina, fue su maestra, ya que a la niña Lucila se le negó el acceso a la escuela.

Mujeres que, a pesar de ser de humilde extracción social, eran autosuficientes. Desde pequeña Gabriela supo que la mujer debía valerse por sí sola. En su texto "La instrucción de la mujer", Gabriela Mistral postuló: "Instruir a la mujer es hacerla digna y levantarla../.. Es preciso que la mujer deje de ser mendiga de protección; y pueda vivir sin que tenga que sacrificar su felicidad con uno de los repugnantes matrimonios modernos; o su virtud con la venta indigna de su honra", el 8 de marzo de1906.

Vaya que fue una mujer adelantada a su época.

 

 

Enrique Durán y Karina Raña
Enrique Durán y Karina Raña. Foto: Marisol Aliaga.


 

Enrique Durán

La ponencia siguiente estuvo a cargo del escritor y dramaturgo Enrique Durán, y llevó el sugestivo título de: "Gabriela Mistral: rebelde con causa - Su lucha contra la barbarie de los "civilizadores".

"Escribí para no morirme", testimonió Gabriela en su primer libro, "Desolación". Enrique Durán contó episodios de la vida de la poetisa, que en 1922 se aleja de Chile "Un país que la ha tratado mal, muy mal. Un país que margina a las mujeres desde niñas, sobre todo a las niñas pobres y campesinas". En su patria había enfrentado el rechazo, las burlas, el "ninguneo", y se había embarcado hacia México, donde había gente que la quería.

Una anécdota divertida que contó Enrique fue la de cuando José Vasconcelos visitó Chile, estando Mistral en su país, y un ex presidente le comenta: "¿Para qué invitaron ustedes a Gabriela, habiendo aquí tantas mujeres más inteligentes que ella?" Vasconcelos envió un cable a México diciendo: "Más que nunca convencido que lo mejor de Chile ahora está en México".

Los "dueños de Chile" la detestaban por protestar y exigir que todas las niñas tuvieran acceso a la educación, especialmente las hijas de familias indígenas. Obviamente que las clases pudientes se oponían a "la india", como la llamaban.

Durán toca dos aspectos delicados de la vida de Mistral, el ya bastante conocido episodio en la escuela de Vicuña, pero también otro menos conocido: la violación de la que fuera víctima a los siete años. Hecho que la marcó de por vida y que seguramente contribuyó a que la pequeña Lucila se convirtiera en una niña temerosa y retraída. Esto, a su vez, resultó en que la directora de la escuela donde la había matriculado su madre la tildara de "retrasada mental" y aconsejara retirarla del plantel educacional.

Pero no solo eso, era tanto el odio de la directora ciega, Adelaida Olivares, a quien Lucila tenía que servir como lazarillo, que un día la acusó de robar útiles escolares, y aplicó "la pedagogía del escarmiento": ordenó a todas las niñas de la escuela presenciar, en el patio de la escuela, cuando fue acusada de "ladrona".

Ante la vergüenza pública, la niña Lucila no resistió y se desmayó. Al recuperar el conocimiento, no se atrevía a irse a su casa, y esperó que se hiciera tarde. De nada le sirvió, sus compañeras la esperaban armadas de piedras que le lanzaron despiadadamente apenas la vieron abandonar la escuela.

Llegó a su casa, sangrando, su madre y su hermana la esperaban. La herida en su cabeza cicatrizó al cabo de unos días, no así la de su alma.

Enrique Durán explicó también, entre otros temas, el encuentro de la poetisa con Magallanes, con la Patagonia chilena, con "la tierra que no tenía primavera", como la bautizara. En Punta Arenas la poetisa descubre la magnitud de las diferencias de las clases sociales chilenas.

La lucha de clases fue un fuerte impacto para Gabriela, pero no vaciló en tomar partido.
Mientras que para los opulentos señores los mapuche eran seres indeseables, Gabriela se iba los fines de semana a visitar a los indígenas, y participó muy activamente junto a la Federación Obrera en campañas de alfabetización y de bibliotecas populares.

"Su poesía, su labor de pedagoga, de agitadora social a través de la escritura es el ejemplo que nos muestra.

Su testimonio Nuestra herencia", concluyó Enrique Durán.

 

El seminario contó, además, con las ponencias de Jorge Calbucura: "Gabriela Mistral y los pueblos originarios", y de Julián Vásquez: "Gabriela Mistral y la doctrina del corazón".

 

 

Pero esto queda para una segunda parte.

 

 

Mireya García, y Erika Muñoz
La Agregada Cultural de Chile en Suecia, Mireya García, y Erika Muñoz. Foto: Marisol Aliaga.

 

 

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