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Afiche del tiempo de la segunda guerra mundial. Foto: Internet
 

17 de Diciembre de 2010 - EDITORIAL


El tigre sueco

En el idioma español – o castellano – hay una expresión que yo ya conocía, antes de llegar a Suecia. “Hacerse el sueco”, que significa “hacerse el tonto”, “aparentar ser más bobo de lo que se uno es”. Después de vivir por años en el país, seguía sin saber el origen del dicho, hasta que una vez alguien me explicó que venía de la época de la segunda guerra mundial, en la cual Suecia había aparentado ser “neutral”. En la práctica esta neutralidad no lo fue. Incluso las autoridades le dijeron, a las tropas nazis: “Varsågod” (por favor, tenga la bondad), cuando estas pasaron por el país, camino a invadir Noruega. Esto me llamó tanto la atención que nunca más lo olvidé.

Con el tiempo me he encontrado con personas que me han dicho que este es un error, que no es ese el origen del dicho. Sin embargo, hasta la fecha nadie me ha demostrado que fehacientemente es así, por lo tanto, sigo creyendo que el hacerse el sueco viene de la tan mentada, como falsa, neutralidad sueca.

También desde el tiempo de la segunda guerra viene otro dicho: “En svensk tiger”, el cual es un juego de palabras, ya que “tiger” tiene dos significados: tigre y callar. Por lo tanto “En svensk tiger” significa tanto “Un tigre sueco” como “Un sueco calla”. Sin haber experimentado los horrores de la guerra, me puedo imaginar lo cuidadoso que se tenía que ser en esos tiempos aciagos de la humanidad. Incluso he llegado a pensar que tal vez esta sea la razón por la cual la mayoría de los suecos no son de muchas palabras. No lo sé.

Cuando estamos a punto de despedir el 2010, son otras las guerras, y es otra la información. Suecia está involucrada en la guerra en Afganistán. Allí mantiene alrededor de 500 soldados, que pertenecen a las fuerzas Isaf, las cuales en un principio obedecían a la ONU, pero que en la actualidad están bajo la dirección de la OTAN. O sea, que sin pertenecer oficialmente a la OTAN, Suecia participa de sus actos militares.

Pero, al igual que para la segunda guerra mundial, el tigre sueco sigue callando. El tratado de colaboración con la Isaf se firmó durante el gobierno socialdemócrata de Göran Persson. Y durante el gobierno de la Alianza, con Fredrik Reinfeldt a la cabeza, se ha afianzado cada día más. Sin embargo, ninguno de los dos mandatarios ha explicado, debidamente, lo que significa que Suecia envíe tropas a Afganistán. Las organizaciones pacifistas hacen lo posible por informar, y condenar esta presencia, sin grandes resultados. La semana pasada el gobierno de la Alianza, con apoyo de la socialdemocracia y el Partido Verde ,decidieron que las tropas suecas permanecerán en Afganistán un año más. Y en realidad aún no se atisba una fecha exacta de regreso a casa. “Esto es un escándalo”, declaró el líder del Partido de Izquierda, Lars Ohly, al respecto. Pero sus compañeros de coalición de antes de las elecciones, después de éstas le dieron la espalda.

“Suecia es parte del mundo”, dijeron los representantes del gobierno, refiriéndose al atentado terrorista del sábado pasado. Sin embargo, ¿no habría sido más “fair play”, que los políticos informaran abiertamente al pueblo de las decisiones bélicas que se han tomado? ¿Que se creara más consciencia acerca de la política internacional, que, lo queramos o no, nos afecta a todos?

Gracias a Wikileaks, se han sabido, ciertos “detalles” de la política internacional sueca. Un diplomático americano afirmó, en uno de los cables a Washington: “Suecia ha botado la neutralidad al basurero de la historia”. También se supo que la socialdemocracia ha sido mucho más proclive a enviar tropas suecas a Afganistán, que lo que el partido ha dado a conocer. Pero el tigre sueco sigue callando.

El atentado suicida fue lo peor que podía pasar en Suecia, en tiempos donde las fuerzas más oscuras de la sociedad ganan terreno. Este fue un regalo para la extrema derecha que ésta sabrá aprovechar muy bien, no me cabe duda. Un par de días después de las explosiones en pleno centro de Estocolmo, un columnista de un vespertino escribió acerca de quienes son “completamente suecos”, que “la influencia musulmana crece”, ya que "ellos" tienen muchos más hijos que los suecos, y que “nos encontramos en guerra”.

Me parece aterrador que, en 2010, un periodista de uno de los diarios más grandes del país escriba acerca de la pureza de una nación. Como si la época más terrible que le ha tocado vivir a Europa hubiera sido completamente en vano.

Marisol Aliaga
Editora responsable

 
 
 
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