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Marco Venegas
El diputado chileno Marco Venegas, representante de Sörmland, junto al busto de Olof Palme, en el Parlamento sueco. Foto: Marisol Aliaga.
 

12 de noviembre de 2014 | ENTREVISTAS |

Marco Venegas: "La clave es la inclusión"

* Magazín Latino entrevistó al diputado por la provincia de Sörmland, Marco Venegas

ESTOCOLMO: En las recientes elecciones de septiembre del año en curso, el Partido Verde obtuvo 25 escaños en el Parlamento. Uno de estos pasó a ser ocupado por el diputado de origen chileno Marco Venegas, quien resultó elegido gracias al sistema de voto personal, es decir que, estando en el segundo lugar de la lista al Parlamento, saltó al primero, por haber obtenido más votos.

Esto a pesar de que nunca dijo: "Voten por mí". No lo necesitó, Marco Venegas es tan conocido en su ciudad, Nyköping, gracias a su perseverante trabajo social, que este fue su mejor campaña electoral.

Liberación conversó con el flamante diputado el mismo día que se instalara en su nuevo lugar de trabajo: el Parlamento sueco.

 

Por: Marisol Aliaga

 

Poco después que el nuevo Primer Ministro sueco, Stefan Löfven, presentara su gabinete, el 4 de octubre en el Parlamento, me encuentro con Marco Venegas en su oficina. Quería saber cómo se sentía el diputado en su primer día de trabajo.

Este periodo son dos los parlamentarios de origen chileno en el Parlamento, Rossana Dinamarca, del Partido de Izquierda (V), quien nuevamente fue elegida para este periodo, y Marco Venegas, del Partido Verde (MP).

 

Recién llegado a su nuevo trabajo, Venegas tiene, antes de todo, dar con su oficina. Luego de pasar la garita de los guardias, nos dirigimos a la sección donde se encuentran las dependencias de los diputados del Partido Verde. En los pasillos se percibe olor a pintura fresca y por todas partes se encuentran cajas con material por desempacar.

Y no es fácil encontrar. Después de perdernos en diversos recovecos, en busca de la cocina, nos instalamos al cabo de un rato con sendas tazas de café en su oficina, en la que los estantes vacíos y la computadora apagada dan testimonio de que el trabajo aun no ha comenzado. No me cabe la menor duda que este es la calma que antecede la tormenta.

Pero Marco Venegas es un hombre de acción. Y llama la atención su amabilidad y sencillez que hacen que una se siente cómoda en su compañía. Ya el día antes habíamos charlado junto a su esposa, Michelle, durante la recepción (mingel) que tuvo lugar en el Parlamento, a la que asistieron numerosas personalidades, políticos, diplomáticos, trabajadores de la cultura, y las artes y, por supuesto, periodistas.

Hoy me cuenta acerca de su vida, la cual no ha estado exenta de dificultades, pero que ha sabido superar una tras otra, desde muy pequeño. Lo que más me llama la atención son sus experiencias respecto al trabajo con las pandillas juveniles, las temidas "maras", pero este es tema para otra entrevista.

 

¿Cómo te sientes en este tu primer día de trabajo?

- Es una alegría inmensa el poder llegar a ocupar un escaño en el Parlamento sueco. Quiero además, tomarlo con humildad, porque conlleva una gran responsabilidad no sólo para mí, sino también para mucha gente que creyó en mí. Y también hay otro tipo de sentimientos entremezclados, el haber llegado aquí como adulto, como refugiado, a los 22 años, viniendo de una familia de la clase obrera.

 

Me cuenta que fue criado por sus abuelos, ya que su madre murió cuando él sólo tenía tres años de edad, y por esa fecha su padre también los abandonó.

 

Das la impresión de ser una persona muy fuerte…

- Sí, mira, lo que he hecho en la vida tal vez se deba a esta pérdida; la de los seres queridos, la pérdida del país. El alejamiento también es necesario, pero no como un obstáculo, sino como una fuente de inspiración, ya sea en lo personal como también para ayudar a otra gente.

 

A su llegada a Suecia en 1985, fue destinado a un campamento para refugiados en Växjö y más tarde a la ciudad de Nyköping, en la provincia de Södermanland, donde aún reside. Cursó estudios para "socionom" (trabajador social formado profesionalmente) en la Universidad de Estocolmo, y después de haber terminado la carrera, trabajó un tiempo en Suecia. Más tarde se fue de voluntario a El Salvador, Centroamérica, para trabajar con la problemática de las pandillas juveniles, más conocidas como las "maras".


En El Salvador se quedó tres años y allí conoció a su esposa, Michelle, con quien regresó a Chile y donde nació su hija mayor. La menor nacería en Suecia, luego de que el 2000 volvieran a Nyköping.


En Suecia ha trabajado siempre en proyectos culturales, de integración y del mercado laboral dirigidos tanto a jóvenes inmigrantes como a suecos que viven en los suburbios de la ciudad.

 

 

¿Cómo comenzaste en la política?

- Yo he estado siempre participando en política. Comencé en Chile a los 15 años en un movimiento juvenil en contra de la dictadura, y al llegar a Suecia me integré al trabajo político. En el 90 comencé a militar en el Partido de Izquierda, lo que duró hasta el año 2006. Más tarde me integré al Partido Verde. Ahora, ¿por qué la gente me eligió? Iba en el segundo lugar en la lista, teníamos un solo representante de la región de Sörmland, y salí primero por votación personal. Alcancé el 5 % exigido por la ley para ser elegido por voto personal si es que el número 1 no tenía más votos que el segundo. Yo saqué como 40 votos más que la persona que estaba en primer lugar en la lista y alcancé el 5,07 %, algo así.

 

¿A qué le atribuyes esto?

- Yo he trabajado un poco como se trabajaba en los años 70. Aprendí que el trabajo social se hace en terreno, donde está la gente, ayudándoles en sus problemas cotidianos. A veces me he sentido un poco como el cura del pueblo [riendo]. Siempre he tenido buenos resultados en las elecciones municipales y en el Landsting (diputación provincial), pero jamás he impulsado una campaña personal. Incluso jamás le digo a la gente que vote por mí, pero yo creo que muchos han visto que he estado trabajando independientemente que sea año electoral o no. Tal vez he sido el único político que ha trabajado durante todo el periodo, sin importar si son elecciones o no.

 

Y lo haces porque realmente te gusta la labor social…

- Yo tengo una pasión extraordinariamente grande por el trabajo social. Y creo que el trabajo social y la política están totalmente entrelazados, me es difícil entender este sin un interés político, porque se trata de las transformaciones en la sociedad, de cómo crear las condiciones para que a la gente le vaya bien. El lema de mi vida ha sido siempre el de que toda la gente tiene que cumplir su sueño, independientemente si este es chiquito o es grande, porque creo que la finalidad de la vida tiene que ser el ser feliz. Y uno es feliz cuando logra cumplir su sueño.

 

¿Cómo llegaste al Partido Verde? Pertenecías antes al Partido de Izquierda…

- Si, antes era del Partido de Izquierda pero luego de una pelea - es una historia muy larga - me expulsaron del partido. Así que no siempre soy como cura [riendo]. Tal vez la gente haya confiado en mí porque cuando tengo que decir las cosas las digo. Tengo que estar muy de acuerdo conmigo mismo para poder realizar cosas, y no necesariamente estar bien con toda la gente. Cuando uno está en una posición política tiene amigos y enemigos, es difícil responder a las preguntas personales de todos y tienes que adoptar una línea con la que te sientas bien contigo mismo, con la que puedas salir con tu cuerpo erguido de donde estás. Yo estoy en una posición más de izquierda del Partido Verde, y eso lo sabe la mayoría.

 

¿Qué opinas que Stefan Löfven le haya cerrado la puerta al Partido de Izquierda?

-La verdad es que a veces uno no entiende mucho la política, no sólo porque uno sea político puede entender todo, y creo que había alguna estrategia detrás de esto, ¿no? Pero no pude visualizar cual era. Ahora espero que se puedan llegar a acuerdos aún sin estar ellos dentro del gobierno. Yo no sé si el Partido de Izquierda venía con unas exigencias muy extremas desde un principio, porque tanto la Socialdemocracia como el Partido Verde estaban de acuerdo en que se hiciera algo para contrarrestar el lucro en los servicios públicos.

 

¿Y respecto a que los Demócratas de Suecia hayan sacado prácticamente un 13 % de los votos?

- Eso es síntoma de algo. Todos los partidos políticos tenemos la responsabilidad de hacer un análisis profundo, no superficial, como se ha hecho hasta ahora, demasiado catalizadores y que no han servido de nada. No ha servido, por ejemplo, decir que son racistas, o que algunos tienen problemas con la justicia. Yo creo que hay un problema de fondo y que los partidos tenemos que mirar hacia adentro y preguntarnos en qué hemos fallado, porqué el mensaje no llega a la gente. Creo que allí tenemos una tremenda responsabilidad que asumir. A mí me cuesta mucho acusar a los Demócratas de Suecia de que son todos racistas porque eso es imposible.

 

¿Te refieres a que habría que diferenciar entre el 13 % de electores que votaron por ellos y los políticos que conforman el partido?

- Si decimos que todos los políticos SD son racistas creo que estamos exagerando. Lo que pasa es que - y le pasa a mucha gente que está en listas de partidos - a lo mejor se interesó por el partido para estar ahí, se pusieron e en el número 8 - 9 solamente para estar en la lista. Pero de repente el partido sacó tantos votos que los incluyeron. Es por eso que en estos cuatro años hubo cantidades de sillas vacías, de gente del SD, que no quiso ocupar sus puestos. Por eso no quiero ser tan categórico ya que entonces caímos en lo mismo. Tenemos que enfrentar esta situación, histórica en Suecia, porque esto no es lo mismo que fue Ny Demokrati (Nueva Democracia) en su tiempo. Tenemos que enfrentarlo con la cabeza fría y llegar a la raíz del problema. Personalmente pienso que esto de dejar tanta gente fuera del sistema crea condiciones para que la gente no crea en el sistema político actual y manifieste su disgusto de una u otra manera, y lamentablemente estos últimos años no han sido los mejores para los grupos periféricos de la sociedad. Entonces, la inclusión es el único camino para que la gente vuelva a creer en los partidos políticos tradicionales. Es necesario incluir a la gente - y no solamente a extranjeros - que están fuera del sistema. Le hemos dado demasiada publicidad a este fenómeno, y también los medios de comunicación han sido una ayuda para ellos.

 

Se ha debatido nuevamente en los medios, el si darles espacio o ignorarlos. Por otra parte, los SD tuvieron más éxito en las provincias, en zonas que están muy abandonadas, ¿tal vez sea esta una clave?

- Se da un fenómeno de ciudad contra campo. La gente que vive en el campo - sin estigmatizarla por supuesto - votó más por SD que la gente de las grandes ciudades, más acostumbradas a este multiculturalismo. A mí lo que más me extraña es que, por lo menos en mi región, la gente que votó más por los SD fueron quienes menos contacto tienen con extranjeros. Es un contacto ínfimo, por no decir nulo. O sea que, de alguna manera el mensaje de que los extranjeros son algo negativo, que cuestan dinero, que vienen solamente a recibir ayuda, fue recibido bastante bien en las partes donde no tienen contacto con los extranjeros, esto es bastante curioso. Y creo que si se hubiera enfocado más en resaltar lo positivo de la inmigración tal vez se habrían logrado mejores resultados. Si se hubiese hablado del aporte laboral de los 700.000 extranjeros que trabajan tiempo completo, de los 250.000 que trabajan medio tiempo, por ejemplo, esa parte de la historia no estuvo jamás contemplada en los debates políticos. Creo que es importante dar vuelta la tortilla y comenzar a hablar de lo que ha significado la inmigración para este país, sería diferente y habría un cambio de actitud.

 

A pesar de lo complicado de tema, tú irradias optimismo…

- Si. Y tengo mucho optimismo también en que el desarrollo de Suecia va a ser bastante positivo. Pero tenemos que ver qué hace la gran mayoría. Un ejemplo de mi región: una mujer sola viene con sus seis hijos de Somalia, hace 12 - 13 años atrás; le ayudé en todo cuanto estuvo a mi alcance. Los seis hijos han ido a la universidad, algunos ya se recibieron. Ahora, si no ayudamos a estas personas a cumplir sus sueños, no van a ser un aporte sino una carga. Por eso soy optimista, porque estoy trabajando a diario con esto y siento que hay un futuro bueno, un futuro diferente, con mucho color [sonrisa].

 

¿Y, para terminar, cual va a ser tu primera moción?

- Antes de resultar elegido yo estaba como presidente de una comisión política en mi ciudad, la comisión de educación, mercado laboral e integración. Ahí no escribía mociones, sino que había que echar a andar lo que habíamos acordado en este conglomerado político. Entonces, no tengo moción, pero sí ideas de lo que quiero hacer. Tengo que ver en qué comisión voy a trabajar, pero yo soy una persona de..de…

 

De acción…

- De acción, dice Marco Venegas, sonriendo.

 



Marco Venega y Michelle
Marco Venegas junto a su esposa, Michelle. Foto: Marisol Aliaga.
Marco Venega con amigos
Michelle y Marco Venegas, el Encargado de Negocios de Nicaragua, Francisco Chavarría, el Embajador de Bolivia, Milton R. Soto Santiesteban, junto a dos colegas parlamentarias. Foto: Marisol Aliaga.
Parlamento sueco - Riksdagen
Imagen del Parlamento sueco - Riksdagen, entre la Ciudad Vieja y el centro de Estocolmo. Foto: Marisol Aliaga.

 

 

 

 

 

 


   
 
 
 
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