Por: Juan Alemany (*)
El nuevo siglo encuentra a la mujer en el mundo mejor parada que antes. No es una aventura decir que la interrelación de hombres y mujeres, se ha igualado ostensiblemente, los casos de la mujer dentro del ámbito político, en América Latina, dicen mucho, ya que en Chile hubo, en Argentina y ahora también en Brasil, mujeres dirigiendo países.
Este fenómeno nos pone de manifiesto una evolución notable, que hace unos veinte años atrás, nadie se lo podía imaginar. Parecía un sueño, igual que el sueño americano de tener por primera vez un presidente de color o a una mujer.
Dentro de estos notables cambios, hay que remarcar que siguen siendo un poco elitistas, y que a nivel social, en el caso de Latinoamérica, aún siguen existiendo en las clases populares grandes diferencias. El machismo está muy arraigado y la violencia sigue siendo uno de los temas más espantosos que golpea al mundo femenino. En España, sin ir más lejos, la violencia cotidiana dejó, la semana pasada, una muerte, de una joven latinoamericana que se había casado con un veterano español.
Si en un nivel social de clase media para arriba, podemos observar grandes cambios, no es así en los estratos bajos de la sociedad. Hay un problema de educación evidente que toca resolver. Pero además de esto, existe el viejo concepto, que nos encajó a los hombres aquella religión, la cual enseñaba que la mujer era propiedad privada del hombre. Esto le daba al hombre derechos absurdos sobre ellas. Aún hoy día podemos asistir a esta coyuntura, en muchas partes del mundo.
Por otra parte, me gustaría remarcar que esta liberación femenina no puede pasar tampoco con querer imitar o igualar las barbaridades que hacen los hombres. No se trata de hacer las mismas calamidades que hemos hecho nosotros, para alcanzar un grado a nivel social. Mejor dicho, le debe servir a la mujer, que todos esos hechos absurdos que han desarrollado los hombres a nivel social, no se vuelvan a repetir.
Debemos confiar en la intuición femenina, en los sentimientos, como base de un desarrollo social más efectivo-afectivo y más congruente con la vida.
Personalmente, puedo medir como con un termómetro la evolución social de la mujer por los derechos que logra en la sociedad. Aquella sociedad en donde las mujeres han alcanzado más justicia y éxitos sociales debe ser considerada la más desarrollada, desde el punto de vista social, de la evolución de la mujer.
Deseo hacer llegar a todas mis amigas del mundo, mi más sincera solidaridad para seguir trabajando por una causa común, donde los intereses de la sociedad y la colectividad humana, estén por encima de aquello que en el fondo fue un accidente, como nuestro código genético. Uno podría haber nacido en cualquier barrio, cualquier ciudad, cualquier país del mapa, hemos nacido en diferentes países por un accidente. Por ese mismo accidente, somos hombres y mujeres, para seguir creciendo y dilucidando juntos los misterios de la vida.
(*) Escritor uruguayo, radicado en colombia. Cursó estudios de Literatura en Francia, en Paris VIII, con el el maestro Saúl Yourkievich. Ha escrito cuentos cortos,poesía y ensayos, y ahora publica su primera novela. Paloma roja es una novela policia, dentro del género negro, y la convierte en una nueva forma de filosofar, e interactuar entre los personajes, para cuestionar el tiempo.( Ver Link https://palomaroja.wordpress.com/novela-roja-capitulo-primero)
