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Cuando el amor se acaba

La experiencia la hemos vividos todos/as, ¿qué hacer, cuando el amor se acaba? Foto: facebook.com

 

04 de julio de 2011 |COLUMNA

Cuando el amor se acaba

Por:  Lilian Aliaga

Hace unos días regresaba a casa junto con un amigo cuya familia y la mía nos conocemos hace mucho, cuando en mitad de una conversación me lanzó de sopetón una pregunta -¿qué hacer cuando el amor se acaba?-

Un pesado silencio lo invadió todo por unos cuantos segundos ¿o minutos? Me pareció que el tiempo se congelaba, la semi oscuridad del atardecer me impedía ver claramente su rostro, pero estoy segura que hacía esfuerzos por contener las lágrimas.

En mi mente, afanosamente, trataba de encontrar la respuesta más adecuada, dando por hecho que, obviamente, el amor se había acabado sólo por parte de él. Finalmente lo único que se me ocurrió decirle fue: - por muy doloroso que resulte, supongo que enfrentar los hechos con la verdad sería lo mejor-.

La mayoría de las veces, en el caso de los hombres especialmente, he visto que tienden a prolongar las cosas so pretexto de - no provocar sufrimiento- . Para mí la razón es siempre la misma: ¡ni que sufrimiento ni que ocho cuartos!, es tan solo lisa y llanamente: COBARDÍA, así, con mayúscula.

Es verdad que cuando esto pasa a edad más que madura y con una historia familiar de al menos un par de décadas, la situación es muy distinta de lo que ocurre en parejas jóvenes; pero frente al amor y al desamor, creo que los sentimientos son iguales a toda edad. Es inevitable el sufrimiento, como también lo es, la capacidad de enfrentarlo.

Desgraciadamente, no hay recetas para enfrentar este tipo de situaciones; cada persona es un mundo aparte y complejo y las reacciones son muchas veces impredecibles, pero no me cabe duda que salvo escasas excepciones, las mujeres valoramos que se nos diga la verdad, en toda circunstancia. Y casi siempre, pasado el shock inicial, somos capaces de continuar nuestro camino. Seguro que los hombres también lo son.

La ruptura de una pareja, especialmente cuando se produce al cabo de varios años de relación y más aún, cuando hay hijos de por medio, es inevitablemente una tragedia que involucra a muchas personas, sufre el entorno completo;  pero pasado un tiempo, como todo en la vida, "las aguas vuelven a su cauce" y cada cual reanuda la suya con una nueva experiencia, una nueva cicatriz y otro desafío superado, aún los más pequeños.

También es cierto que hay quienes prefieren continuar una vida juntos, aunque el amor se haya terminado. Enfrentar la vida solos, especialmente en etapas maduras, les parece una tarea imposible, más aún cuando existe dependencia económica, y es así como se dejan llevar por la rutina y el hastío de una relación odiosa que es más bien de "soportarse" que de acompañarse, y menos de amarse. Seguro que muchos hemos conocido parejas de ese tipo. Es otra forma de relacionarse, que aunque patética, para mí al menos, supongo que es válida. Cada uno sabe cómo quiere vivir su vida.

Como buena "jardinera", mi filosofía frente al amor y también frente a la amistad, ha sido cultivar ambos, como a una flor (aunque suene cursi). La comunicación equivale al riego, el tratar de comprender y de ponerse en el lugar del otro, constituyen los nutrientes, y los pequeños gestos por complacer y dar alegría, los rayos de sol.  Ahora, si a pesar de todos los cuidados brindados, la planta se seca como ocurre muchas veces, lo único saludable es por supuesto, asumirlo. El terreno sigue ahí ...

Respecto a mi amigo, puedo decir que aunque le costó, le ganó a la cobardía y solo espero que los vientos de la tempestad desatada, se calmen; y que las aguas vuelvan a su cauce, para bien de todos los damnificados. 


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