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Navidad
Navidad 2011.
 

24 de diciembre de 2011 | COLUMNA

Reflexiones en Navidad

Por:  Lilian Aliaga

A muchas personas les he oído decir que la Navidad les produce tristeza, aun cuando no saben explicar claramente el porqué. Será quizás que, querámoslo o no, a la mayoría (de los occidentales al menos) esta fecha nos remonta a nuestra infancia y cual más cual menos, todos llevamos un niño herido en nuestro ser interno. Parte del proceso de madurar, creo, es justamente sanar a aquel niño herido y no siempre es ésta una tarea fácil, menos aún si no somos conscientes de ello.

Un buen ejercicio, me parece, en estos días en que la mayoría se vuelca más al exterior en busca de todo aquello con lo cual poder expresar el afecto hacia sus seres queridos,  especialmente a los niños de la familia, sería dedicarnos algunos momentos; muchas veces nos excedemos en nuestro afán de expresar de algún modo nuestro cariño, gratitud o lo que sea a los demás y nos olvidamos de nosotros mismos.

Hace ya mucho tiempo alguien me enseñó que: SI YO ESTOY BIEN, MIS CERCANOS TAMBIÉN LO ESTARÁN, parece de perogrullo, pero no siempre actuamos de acuerdo a esta premisa. Si yo estoy triste, quiera o no, voy a transmitirlo a los demás, lo mismo que si estoy cansada o estresada; por lo tanto nuestra primera preocupación debiera ser por nosotros mismos y aunque parezca a primera vista egoísta, no lo es. Sólo si yo estoy bien, podré regalar alegría y cuidados a otros.
Por ello es importante buscar la razón de los sentimientos que nos impiden ser felices, tal vez tengan arraigo en nuestra infancia, tal vez no nos hemos preocupado de sanar a aquel niño que fue herido en ese período. 


Pongámonos en el lugar del otro, de aquel a quien nadie enseñó a ser padre, madre o hermano y que lo más probable, aun amándonos, nos hizo tanto daño. Los hechos ocurrieron y fueron percibidos por  cada uno de acuerdo al nivel de entendimiento y sensibilidad de esa época, ESO NO LO PODEMOS CAMBIAR, pero sí podemos cambiar, si nos lo proponemos de corazón, el sentimiento actual respecto de esos hechos y quizás logremos erradicar la tristeza que a veces nos embarga, en especial en esta época.

Navidad es tiempo de reflexión, muchas páginas se escriben en el mundo a propósito de esta fecha. Se ha transformado en un festejo prácticamente universal, independientemente de la connotación religiosa que tiene para un amplio sector de habitantes del mundo, otros, en cuyos países las religiones cristianas no son las predominantes o que no comparten estas creencias, la han adoptado también, como un momento para expresar buenos sentimientos y dedicar tiempo y esfuerzo a la familia, amigos y mejor aún, a quienes más necesitan.

Sea cual sea nuestra posición respecto a esta festividad tan contradictoria, en el sentido que justamente se recuerda de la manera menos humilde muchas veces, al más humilde de los seres del que tenga registro la historia de la humanidad; es un tiempo para disfrutar y compartir y sea cual sea las circunstancias en que nos encontremos, si lo queremos, podemos aprovechar toda la buena energía que de alguna manera se genera en el mundo entero, abriendo nuestra mente y disponiendo nuestros corazones. No sin razón, en muchos lugares las estadísticas dan cuanta de como bajan las cifras de violencia y delincuencia por estos días.

Por mi parte, les cuento que, aunque disfruto intensamente estos días, detesto la anticipación a esta fecha de la que hace gala el comercio, comenzando cada vez más temprano con la decoración y oferta de productos, acá en Chile en los últimos años, esto es a fines de octubre. Para mí  la festividad comienza "oficialmente", el 1 de Diciembre con algún toque especial en mi hogar, un pequeño adorno generalmente en base a flores y cualquier objeto de algún valor sentimental agregado; en la medida que los días transcurren, voy agregando más "espíritu navideño". A Suecia le debo el gusto por las velas decorativas, que "importé" en el viaje que hice el año 1982. En aquella época acá, a diferencia de hoy, no se acostumbraban, era incluso difícil conseguirlas; por tanto, cuidé por años las que traje de allá. Hoy es una costumbre muy difundida en la decoración del hogar.


El "Cola de Mono", bebida típica de esta celebración, en base a leche, café, aguardiente y especias, es infaltable en mi refrigerador y también empiezo a prepararla a comienzos de diciembre para compartir con quien llegue a mi hogar, y para acompañar el Pan de Pascua que dejé ya de preparar yo misma, pero que igual disfruto de otras manos.

Sea cual sea la forma de vivir estos días: ya sea en medio del ajetreo y del consumismo, o en la soledad y la reflexión, lo importante es que estamos aún en este mundo y más vale valorar la vida y disfrutar de ella en la medida que podamos, que dejarnos invadir por sentimientos ajenos al verdadero Espíritu Navideño, así es que  ¡¡¡ fuera la tristeza !!!! en esta Navidad , que hace más de 2.000 años nació un niño por el cual todavía vale la pena,  festejar con alegría. 

Para todos los amigos y amigas de Magazín Latino: para los que pequeños y los mayores, para los solitarios o los que tienen compañía, para los que están sufriendo una pérdida o disfrutando un nacimiento, para los ateos y los creyentes, para los enfermos y los sanos, un gran abrazo lleno de amor, con los mejores deseos para cada uno....

¡¡¡  MUY FELIZ NAVIDAD  !!!

 


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