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Siete venas
La hierba llamada "siete venas" frente a un bello paisaje del interior de San Fernando. Foto: Lilian Aliaga.
 

05 de febrero de 2013 | COLUMNA |

Siete venas - la magia del jardín

Por:  Lilian Aliaga

Con curiosidad observo al rudo hombre que con delicadeza va recogiendo una a una las hojas de una pequeña planta que crece abundantemente por el terreno aledaño a mi casa. La tarde anterior llegó junto a otros arrieros, como cada año en esta época, a cargo de un enorme rebaño de más de 2000 ovejas, para pasar la noche y descansar antes de continuar el largo camino hacia las altas cordilleras donde los animales pasarán la "veranada".

- Esto es lo mejor, señora - me dice sonriendo ante mi cara de interrogación, tengo muchas horas de a caballo por delante y las piernas... ufff, es para los calambres, agrega.

- ¿Cuál es el nombre? – pregunto.

- Esta es "siete venas ", responde al instante, y continúa dándome toda una charla acerca de las maravillosas propiedades de la modesta hierba, antes de hacer una venia a modo de despedida y partir hacia un fogón que han montado para hervir en un gran tarro una buena cantidad de agua con la que preparará una infusión,”para ir prevenido para el viaje”, aclaró.

Continúo examinando las hojas alargadas y me viene el recuerdo de algún juego de mi niñez en el campo, cuando trenzábamos las espigas de la planta y tejíamos utensilios con ellas, ni siquiera conocía su nombre, sólo sabía que servía para los juegos infantiles de antaño.

Unos días más tarde otra persona, esta vez un señor de edad avanzada que estuvo también de paso en casa, nuevamente se detuvo a observar la abundancia conque la siete venas crece por todos lados, como si la hubiese sembrado. También se explayó dándome a conocer las propiedades medicinales probadas de la planta, según él, para los problemas circulatorios.

- Es hora que reciba el mensaje, pienso para mis adentros. Hace ya un tiempo considerable estoy sufriendo de intensos calambres que ya no sólo me atacan de noche, como en un comienzo, sino que se presentan en cualquier momento del día, provocándome bastantes molestias. Soy bastante reacia a visitar al médico y más aún a tomar medicinas, así es que sin esperar un minuto más recojo un buen manojo de hojas, pongo agua a hervir y preparo un litro de infusión que comienzo a tomar esa misma tarde en pequeñas dosis para habituarme al sabor. Ha pasado más de una semana de eso y....no he sufrido de calambres!!

No tengo especial predilección por el uso de las hierbas medicinales, y aunque las prefiero a los productos farmacológicos, suelo ser bastante cautelosa al utilizarlas. Sabido es que de muchas de ellas salen los principios activos de variados medicamentos, y ahora no puedo dejar de reconocer que la infusión de siete venas me ha proporcionado alivio para un problema sino grave, muy molesto y doloroso.

Hace varios años atrás, en un seminario de medicina natural al que asistí, recuerdo haber conocido a una mujer dedicada a la fitoterapia quien sostenía que, entre otras cosas, las plantas tenían la capacidad de percibir cuando su presencia era necesaria y hacían su aparición en los jardines para ponerse a disposición de quien las necesitara. No estoy segura, pero ha sido una maravillosa coincidencia que “la siete venas” haya aparecido en mi jardín, y que además un par de personas que no tenían remota idea de mi problema, me hayan hecho saber sus propiedades con tal convicción como para derribar mis temores y atreverme a probarla.

Agrego pues a mi listado de medicinas naturales "confiables" junto a la menta, la manzanilla, el boldo, la vira-vira, la artemisa, el poleo, el sauco, el tilo, el llantén, y tantas otras en cuyo uso me iniciara mi madre, un nuevo nombre: “siete venas”.

¡La magia del jardín nuevamente manifestada!

 

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