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La arquitecta María del Pilar Pérez, conocida mediáticamente como "La Quintrala". Foto: Lahora.cl.
 

28 de enero 2011 - COLUMNA


La lucha entre el bien y el mal

Cada cierto tiempo, en el mundo entero, la opinión pública se ve conmovida por hechos delictuales de tal magnitud que escapan a cualquier atisbo de comprensión. Es lo que ha sucedido en Chile, durante el último tiempo. La semana recién pasada terminó un largo juicio que acaparó la atención de todos los medios, que dieron a conocer día tras día, en la medida que fueron saliendo a la luz, a través de diversos testimonios y pruebas presentadas por la Fiscalía, los escalofriantes hechos que rodearon tres crímenes cometidos en abril y en noviembre del año 2008.
Y es que cuando es una mujer quien está detrás de acciones como estas, resulta mucho más impactante. Pero al parecer la maldad no conoce discriminación de género.

Por Lilian Aliaga

María del Pilar Pérez, una arquitecta de 58 años, fue declarada culpable no sólo del asesinato de su ex marido y de la pareja homosexual de éste, sino también del asesinato de un joven economista, quien se encontraba, al ocurrir el crimen, en la casa de su novia, quien es sobrina de la acusada.

La mujer contrató a un sicario, que en abril del 2008, asesinó a su ex marido y a su pareja, el mismo que siete meses más tarde volvería a recibir otro "encargo", según confesó al ser detenido, a las pocas horas de haber cometido el crimen del joven economista.

“Ha sido una lucha del bien contra el mal”, expresó, en medio de su dolor el padre del joven; ello, porque no era él quien debía morir. Se dio la casualidad que el malogrado joven estuviera en el hogar de su novia cuando el sicario llegó a cumplir con lo que María del Pilar le había encomendado, esto era: dar muerte a su sobrina, a su hermana, a su cuñado y hasta a su propia madre. Con su muerte, Diego evitó el asesinato de una familia completa.

Durante los días en que se ha venido desarrollando el proceso jurídico, el escuchar a los hijos y a la madre de la acusada, declarando en su contra, ha sido, a mi parecer, lo que más consternación ha provocado en la opinión pública.

"Desde que llegué a este mundo, esta mujer me hizo la vida imposible. Yo era una hija de segunda clase", declaró la joven, sin dirigirle ni una mirada. "Me da vergüenza ser hijo de esta señora, que es capaz de hacer estas cosas", dijo su hijo, médico de profesión, luego de declarar que María del Pilar también trató de matar a su novia, golpeándola con un  mortero y lanzándola escaleras abajo desde un segundo piso, después de él le diese a conocer sus intenciones de casarse con la jovencita.

A su vez la madre de la acusada, quien pidió declarar desde atrás de un biombo, dijo que ella trataba de evitar cualquier contacto con su hija, pues le daba miedo su violencia, y que desde pequeña había dado muestras de ambición desmedida - nada le parecía suficiente- fueron sus palabras.

La acusada, por su parte, mantuvo un frío silencio durante todo el tiempo, sólo en el último día del juicio lo rompió, para declarar escuetamente ser inocente de todos los hechos que se le imputan; esto, a pesar de la contundencia de pruebas y testimonios.

La opinión  de especialistas en la materia es que María del Pilar tiene una personalidad narcisista, paranoica, sicopática, obsesiva e histriónica, que la hace creer que ella siempre tiene la razón y todos los demás están equivocados. Nada de ello es atenuante en el caso, no está enferma, sino dominada por la codicia y el odio.
Pero, ¿Cuál es el límite que separa  la maldad de la locura?, ¿podrá algún día la ciencia encontrar alguna  explicación para un comportamiento tan apartado de toda lógica? Son preguntas que quedan sin respuestas. Lo que sí está claro que a esta mujer y a su colaborador, les faltarán días de sus vidas para cumplir la sentencia que dictará el tribunal el día 26 de febrero próximo.

 

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