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Bello paisaje de Aysén. Foto: hiphoppuro.wordpress.com
 

23 de mayo de 2011 | COLUMNA

HidroAysén y el consumismo
     

Por Lilian Aliaga

Estamos en Chile, viviendo días de mucha efervescencia. Tanto la clase política, como la ciudadanía en general, se manifiestan a la manera de cada una.

El proyecto de ley propuesto por el gobierno, que amplía a seis meses el período postnatal para la mujer trabajadora con contrato formal, ha sufrido un verdadero parto con fórceps en el Senado, para lograr su aprobación. Esto para lograr mejoras propuestas por la oposición que lo hagan extensivo a un sector más amplio de ellas, y también para conservar intactos derechos adquiridos (fuero maternal por dos años)  y que el proyecto como estaba, pretendía revocar.

 ¡Qué maravilla es la democracia! ¡Cuánta diferencia con tiempos en que las leyes se dictaban al antojo del gobernante dictador!

Queda aún mucho por tramitar, pues el siguiente paso en el mes de junio, es la Cámara de Diputados; y ahí lo más probable  es que termine en cesárea, dado el nivel de discusión que allí le espera, pero lo más importante es que no cabe duda que, tiempo más tiempo menos, dará a luz y  las nuevas generaciones de chilenos tendrán a sus madres cuidándoles y amamantándoles por un tiempo mucho más adecuado, con todo lo que ello significa.

 Es de esperar que algún día las miles de madres a las que este beneficio no les alcanza pues no tienen un trabajo con contrato formal (independientes, temporeras, y otras), también puedan acceder a algún tipo de subsidio que les permita gozar de un descanso postnatal que equipare la balanza a su favor. Queda mucho por hacer.

Por otra parte, hace mucho que no veíamos manifestaciones ciudadanas con tal convocatoria, como las que se han llevado a cabo por todo el país a propósito del proyecto HidroAysén; y es que estamos viviendo tiempos muy distintos en los que la comunicación "on line" es la más efectiva. Por estos días las redes sociales "hierven" difundiendo información sobre el tema y llamando a manifestarse públicamente. Siendo absolutamente contraria a toda forma de explotación indiscriminada de nuestro patrimonio natural y alegrándome de corazón por este despertar ciudadano a mí, modestamente, me gustaría ver esta misma convocatoria respondiendo a un llamado a proponer formas de ahorro energético.

Si todos nos propusiésemos boicotear a las grandes empresas generadoras de electricidad reduciendo nuestros consumos, como decía mi padre, "otro gallo cantaría".

Creo, que se podría lograr un impacto mucho más positivo en pos del fin pretendido, a través de pequeños cambios de conducta que tendiesen a disminuir el consumismo, y en eso los jóvenes y las mujeres especialmente, tenemos mucho que aportar. Se de muchas que protestan contra las cuentas de electricidad, pero pareciera que disfrutan planchando cerros de ropa – incluso las prendas de interior - que no lo necesita en absoluto, y no es que no esté contra de la correcta presentación personal y del hogar.

Pasaron los tiempos en que la familia se reunía en torno al único televisor, a disfrutar tanto de la compañía mutua, como de algún programa. Ahora cada miembro de ella, aún los más pequeños disponen de uno, de modo que en muchos hogares hay a la vez tantos televisores encendidos como número de integrantes en ella.
Otro tanto ocurre con la telefonía celular, regularmente se oyen protestas en contra de la instalación de las antenas, pero nadie quiere renunciar a estar comunicado.

Nadie quiere una antena, ni una torre de alta tensión, ni un río represado, pero todos queremos seguir contando con las comodidades que el progreso nos ha otorgado.

En lugar de construir edificios de hasta cuatro pisos que no necesitarían ascensores y beneficiarían el corazón de todos sus habitantes, obligándolos a hacer un saludable ejercicio, se siguen construyendo verdaderos gigantes, devoradores de energía, con toda su parafernalia de instalaciones ultra sofisticadas.

Definitivamente, pienso, algo no está bien. El tema es mucho más complejo de resolver.

Por mi parte estoy tratando de colaborar: no he repuesto ninguno de los electrodomésticos que han terminado su vida útil, a excepción de la lavadora, me esfuerzo en todo lo posible por mantenerme alejada de los "Malls", y aunque me tome más tiempo, hago tantas tareas de modo manual que ahora les dejo porque tengo que batir los ingredientes para un bizcocho que ofrecí a los nietos. 

 


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