Logotipo

Portada Suecia América Latina Mundo Multimedia
 
 
Stefan Löfven
Stefan Löfven al momento de dar su discurso en la valvaka del Partido de la Socialdemocracia. Foto: Marcela Elofsson.
 

22 de septiembre de 2014 | SUECIA - ELECCIONES 2014 |

Los rojiverdes cambian de color - y tratan de ser lilas

ESTOCOLMO: Un complicado escenario político se ha desarrollado en Suecia luego de las elecciones parlamentarias del domingo 14 de septiembre.

Y, hasta la fecha, aún se desconoce cómo el líder de la Socialdemocracia, Stefan Löfven, conformará su gabinete.

En realidad ni siquiera hay seguridad de que llegue a ocupar el cargo de primer ministro del país. Hasta ahora su táctica de tender su mano hacia la derecha, en lugar de la izquierda, no ha cosechado frutos, y la sombra de nuevas elecciones pende sobre Suecia.


Por: Marisol Aliaga

 

Una Suecia que, como saliendo de un letargo, se da de pronto cuenta de que el tercer partido más grande del país es el partido racista, con raíces nazis: los Demócratas de Suecia.

En unas elecciones donde todos los partidos, sin excepción alguna, tuvieron pésimos resultados, hubo uno que cosechó gran éxito, obteniendo casi un 13 por ciento (12,9 %) en los comicios, y engrosando su representación parlamentaria de 20, en el 2010, a 49 escaños.

Un partido que, ahora más que en el 2010, es el peso en la balanza, y que seguramente no se abstendrá en demostrar su poder. En la práctica podría derribar un supuesto gobierno de la Socialdemocracia y del Partido Verde, votando por la proposición de presupuesto de la Alianza. Porque para que la Socialdemocracia, que ganó las elecciones con un escaso margen, pueda gobernar se requiere que se apruebe su proposición del presupuesto.

Sin presupuesto estatal, no se puede gobernar un país.

Sin embargo, a Stefan Löfven, el candidato más fuerte a primer ministro, por representar al partido más grande, el camino al poder se le ha vuelto tortuoso, y el experimentado negociador ha ido dejando, en su recorrido hacia Rosenbad, unos cuantos corazones rotos.

Porque al final la "coalición rojiverde", que todos pensaban se componía de la Socialdemocracia, el Partido Verde y el Partido de Izquierda, sólo demostró poder albergar un sólo matiz de rojo, el de las rosas, dejando a un lado los claveles rojos del Partido de Izquierda.

La noche de las elecciones auguraba grandes sucesos. Los Moderados hicieron una elección históricamente catastrófica y su presidente, el Primer Ministro Fredrik Reinfeldt, no sólo se declaró vencido, sino que anunció además su dimisión al cargo. Al día siguiente dimitiría también su brazo derecho, el Ministro de Finanzas, Anders Borg.



Al saberse los resultados de las elecciones, el domingo por la noche, un feliz Jonas Sjöstedt declaró, victorioso:

- Este triunfo, que los burgueses pierden las elecciones, que tenemos un nuevo primer ministro, que vamos a poder tener una mejor política, es un triunfo nuestro, es gracias a nosotros, es gracias a nuestro trabajo.

Ya que, aunque los resultados finales no fueron muy favorables, el Partido de Izquierda aumentó sus escaños con dos diputados más al Parlamento, de 21 a 23, con un 5,7 por ciento de los votos.
Los Socialdemócratas, por su parte, experimentaron un aumento insignificante, en relación a las elecciones del 2010, aumentando su sus escaños de 113 a 114, con un 31,0 % de la votación.

Sin embargo, la alegría de Jonas Sjöstedt no fue duradera. Ya al día siguiente le esperaba una experiencia muy desagradable, cuando, a las 16 horas de saberse el resultado, y en un breve encuentro con Stefan Löfven, éste le manifestó - sin ningún aspaviento - que no gobernaría con el Partido de Izquierda.

- Vamos a esforzarnos en tener una colaboración con el Partido de Izquierda, tanto en cuestiones relacionadas con el presupuesto, como en otros asuntos. Sin embargo, no vemos la posibilidad de que gobernemos juntos, manifestó Löfven a la prensa el lunes pasado. Más tarde agregó que: "Suecia necesita un gobierno enérgico donde los Demócratas de Suecia no tengan influencia".

Sjöstedt, por su parte, señaló que el líder socialdemócrata había decidido hacer un giro a la derecha, en lugar de la izquierda. "No hubo ninguna apertura", dijo, al salir de la reunión.

Y más tarde llamó a una rueda de prensa, donde se le vio desilusionado e irritado.

- Esto despierta muchas emociones. Estuvimos codo a codo, en los debates electorales, y ganamos juntos estas elecciones. Hemos luchado porque Stefan Löfven resultara elegido primer ministro. Nosotros teníamos la ambición de formar un gobierno rojiverde, pero se nos comunicó de inmediato que no éramos bienvenidos, dijo, conmovido a tal punto que la voz se le quebró en más de una ocasión.

Acto seguido explicó que esto lo obligaba a estar en oposición.

En este intrincado juego político, y debido a que ninguno de los dos bloques sacó mayoría absoluta, Stefan Löfven debe tratar de encontrar apoyo en otros partidos, y a pesar de que Sjöstedt le había tendido la mano, Löfven no se la aceptó, y en lugar extendió su mano al bloque burgués, al Partido del Centro y al Partido Liberal. Los cuales se han dado el gusto de rechazarlo.

Ahora se entiende el porqué del silencio de Löfven cada vez que fue preguntado como estaría conformado un presunto futuro gabinete. O sus resbaladizas respuestas, que no confirmaban nada. Él nunca dijo que gobernaría junto al Partido de Izquierda. Sin embargo, la pregunta que cabe hacerse es: ¿Cuántos hubieran votado por la Socialdemocracia, sabiendo que esta buscaría apoyo en partidos de la Alianza?

 

¿Bueno o malo?

En realidad a nadie asombra que la Socialdemocracia haya dejado afuera al Partido de Izquierda, Mona Sahlin - aunque no en las mismas circunstancias, obviamente - lo había hecho, anteriormente, para más tarde incluirlo nuevamente en la coalición rojiverde, debido a la presión de los miembros del partido. Nada hace pensar que esta vez Löfven tiene apoyo, y en las encuestas los socialdemócratas han contestado que ven al Partido de Izquierda como a un aliado, no así a los partidos burgueses.

Ahora está en juego el prestigio de Stefan Löfven, de demostrar, a la brevedad posible, que es capaz de formar un gobierno enérgico y estable, y que no se cumpla lo que pronosticara la Alianza antes de los comicios, advirtiendo del caos que podría ocurrir después de estas elecciones.

Se sabe que el gran proyecto político de Löfven es romper la política de bloques, de ahí su mano extendida hacia el Partido Popular (FP) y el Partido del Centro (C). Pero en realidad el caos político por el que atraviesa Suecia, en estos momentos, es de grandes proporciones. Y no es fácil comprender la situación política actual.

 

Después del chapuzón por el que atravesó Sjöstedt, ahora se ve una luz en el camino. En realidad, varios analistas políticos opinan que el gobernar junto a la Socialdemocracia significaría la muerte del partido. Uno de éstos fue el ex primer ministro Göran Persson, quien, en una entrevista en el canal estatal, SVT y el programa "Agenda", declaró:

- No creo que Sjöstedt ni en sus fantasías mas alocadas, ha creído que iba a ser parte del gobierno. Además, la entrada al gobierno del Partido de Izquierda significaría su salida de la política sueca.

Ante la pregunta de la conductora de por qué decía esto, Persson replicó:

- El Partido de Izquierda es básicamente un partido que ha tenido la capacidad de acumular un descontento, pero esta vez no han sido capaces de lograr esto. Existe un gran descontento en el país, pero ellos han reunido solamente un 5,5 % de los votos [5,7 %, en realidad] , con este apoyo, el ser parte de un gobierno, llegar a acuerdos y decisiones que en el fondo no son suyas,.. eso pulverizaría a un partido como el de la Izquierda.

 

Y los politólogos le han dado la razón. Ya antes Anders Lindberg, del vespertino Aftonbladet, había explicado lo mismo:

"En realidad Jonas Sjöstedt tiene todas las razones del mundo para estar contento. Podrá influir en la política y al mismo tiempo ser una oposición de izquierda contra la Socialdemocracia. …/…/ Sjöstedt tiene ahora una posición fuerte. Si Sjöstedt se levanta de la mesa, Stefan Löfven no puede implementar su política. Al mismo tiempo la libertad de Sjöstedt tiene un límite, no puede dejar que Löfven caiga y entren los Moderados. Para el Partido Verde la participación en el gobierno es la última expresión de poder. Pero el precio de un ministro puede ser muy alto en términos de influencia política".

 

De modo que, las cosas no se ven tan negras para Jonas Sjöstedt, quien ha dicho que para dar su apoyo a un presupuesto Socialdemócrata-Partido Verde requerirá que se escuchen las exigencias de su partido respecto al lucro en el sistema de bienestar (vinster i välfärden).

Ahora, cabe hacerse la pregunta del porqué el escaso apoyo al Partido de Izquierda, en circunstancias de que un 60 % de la población sueca está en contra del lucro en los servicios públicos. "NO SE VENDE" fue el eslogan del Partido de Izquierda, en la campaña electoral.

La respuesta se compone de una sola palabra: F!. Porque sin duda que una gran cantidad de votos que habrían ido al Partido de Izquierda se fueron al partido feminista, que no alcanzó con su 3,1 %, salvar la barrera del 4 %.

Ya el socialdemócrata Göran Greider lo había advertido: Un voto por el FI es un voto perdido, que favorecerá a los Demócratas de Suecia.

Sin duda que Iniciativa Feminista (F!) habría sido un fuerte contraatacante de los Demócratas de Suecia en el Parlamento, y sin duda que Gudrun Schyman habría sido una diputada que removería las cosas en el Parlamento. Pero el voto al FI era una opción riesgosa, y el sueño feminista se vino una vez más al suelo.

 

El triunfo de los Demócratas d Suecia

El único partido ganador en estas elecciones fue el racista Demócratas de Suecia (SD), que con su casi 13 % de votación se ubica como el tercer partido más grande del país, lo que le da el derecho a uno de sus líderes de ocupar el cargo de vicepresidente del Parlamento.

Aunque le duela a muchos.

"El presidente y el vicepresidente del Parlamento tienen que promover activamente la democracia y los derechos humanos fundamentales. Los demócratas de Suecia y sus representantes no cumplen con ninguno de estos requisitos. Su ideología se caracteriza por la xenofobia y el racismo. No comparten nuestros valores básicos de democracia y de derechos humanos", escribió, el 18 de septiembre, en un artículo de opinión Birgitta Dahl, presidenta del Parlamento, en la década de los 90.

Pero, ¿qué se hace, cuando casi 800.000 personas votan por un partido? Aunque sea un partido anti demócrata, la democracia funciona así.

Y, esta vez no se puede decir que quienes votaron por SD no sabían por quien votaban. Sabían muy bien que votaban por un partido racista. Sabían muy bien que SD quiere parar la inmigración a Suecia, cerrar las fronteras, no recibir a ningún refugiado de ninguna parte del mundo. Y, esta vez no fueron solamente hombres jóvenes blancos quienes votaron por SD. Esta vez fueron jóvenes y viejos, mujeres y hombres, inmigrantes y nacidos en Suecia.

Ahora todos se echan la culpa entre sí respecto al éxito en las urnas del partido con raíces en el nazismo. Pero tal vez la explicación del ex primer ministro, Göran Persson, sea una de las más acertadas. Él culpa a su propio partido, la Socialdemocracia, de lo sucedido. Al acercamiento entre la Socialdemocracia y los Moderados, y califica los resultados de las elecciones como "una bofetada en contra del establishment de Estocolmo".

Según Persson, la la Socialdemocracia y los Moderados se situaron demasiado cerca políticamente, lo que resultó en un fracaso en captar el descontento en las zonas rurales "donde se sufre de mala cobertura móvil, de trenes que no llegan, de pensiones que son demasiado bajas, puestos de trabajo que desaparecen, jóvenes que van y agricultura que se desmonta".

- Yo creo que el éxito de los SD se debe también en gran parte a esta triangulación. En esta búsqueda, por así decirlo, de no tomar riesgos en la política, de no mostrar las diferencias, que comenzó con los Moderados y que los socialdemócratas también han adoptado. Se sitúan tan cerca el uno del otro que luego, cuando se está enojado y resignado, no se encuentra ninguna otra expresión de protesta, dijo Persson.

Y sentenció: "Entonces no hay visiones, entonces no hay valores, entonces no hay sueños. Entonces no hay nada bello, todo es solamente una rutina gris".

El veterano ex primer ministro aconsejó, seguidamente, a Stefan Löfven a tomar al toro por las astas respecto al tema del lucro en los servicios públicos.

- Si yo te diera un consejo en esto te diría: Divide esta discusión. Comienza con la escuela. Existe un amplio apoyo popular y una amplia sorpresa respecto a que hemos dejado entrar a sociedades anónimas y a actividades con fines de lucro en la escuela primaria, expresó Persson.

Cabe esperar que dirá Stefan Löfven, al respecto. Pero esta semana [22-09-14] seguirá en sus intentos de conformar un gobierno para Suecia.

 

Y el panorama es el que sigue:

29 de septiembre: Se reúne el nuevo Parlamento. Se elige a un nuevo presidente y vicepresidente. Per Westerberg se retira.
30 de septiembre: Apertura del nuevo Parlamento. El nuevo presidente propone a un nuevo primer ministro. (En Suecia es el presidente del Parlamento quien hace esta propuesta).
2 de octubre: Primera votación para la elección del primer ministro.
3 de octubre: Primer día para Löfven de leer un programa de gobierno.
17 de noviembre: Último día para el gobierno de presentar una propuesta de presupuesto estatal.
Diciembre: El Parlamento decide acerca de si acepta el presupuesto estatal.

 

 

Notas relacionadas:

 

El presidente del Parlamento se reúne con los dirigentes de los partidos

Suecia entra en la recta final hacia las elecciones del domingo

La Socialdemocracia promete grandes cambios - La Alianza, que todo siga igual

Ninguno de los bloques tiene mayoría

 

Plataforma electoral de la Alianza: "Construimos Suecia" - Haga clic

Plataforma electoral de la Socialdemocracia: "Querido futuro" - Haga clic

 

 


 
 
 
Copyright 2014 © Magazín Latino

All rights reserved.