17 de noviembre de 2011 | SUECIA

Cobarde retirada, Maria Larsson

ESTOCOLMO: El 15 de noviembre el vespertino Aftonbladet publicó un editorial donde responsabiliza las negligencias en el cuidado de los ancianos y los enfermos a la Ministra de Asuntos de la Vejez, Maria Larsson, demócrata cristiana. Esto, luego de que el matutino Dagens Nyheter comenzara una cobertura acerca del tema, que dejara al descubierto graves falencias y la fuga de capital en los "paraísos de los impuestos".
"Cobarde retirada, Maria Larsson", escribe Aftonbladet. Y la discusión acerca del tema de los ancianos mal cuidados y de lo que significa llegar al final de una vida de trabajo y no poder terminar sus días con dignidad.
Deplorable, escribe AB.

Fuente: Aftonbladet. 15-11-2011. Anders Lindberg. Traducción: Magazín Latino

Según la ley de protección de los animales, la negligencia en el cuidado de los animales en Suecia es penada con un máximo de dos años de cárcel. La negligencia en el cuidado de las personas, recibe, por el contrario, bonos.

Ayer el gobierno trató de tomar la iniciativa. Una retórica elevada combinada con una tarea de revisión a la Agencia Sueca de Administración Tributaria de "dudosas" y agresiva planificación tributaria.

Es deplorable.

Desde el 2006 el gobierno ha impulsado sistemáticamente reglas favorables a las empresas dentro del sector del bienestar social. Es esta política la que ha hecho que el mal cuidado de los ancianos sea un negocio rentable.

De esto es personalmente responsable la Ministra de Asuntos de la Vejez María Larsson, demócrata cristiana.

Cuando el gobierno presenta ahora su "gran esfuerzo", es bienvenido hasta por las mismas empresas de capital de riesgo. Es una conversión con la soga al cuello. Aunque sin arrepentimiento.

Por supuesto que es bueno que le hayan dado la tarea a la Agencia Sueca de Administración Tributaria de apretar a las empresas que hacen trampas, pero no es suficiente.

Las posibilidades de grandes ganancias por cuidado y atención financiada con los impuestos deben limitarse. A Carema, de propiedad de una empresa de capital de riesgo, ni siquiera debiera permitírsele administrar servicios de cuidado y atención si hubieran existido reglas sensatas para las negociaciones de los contratos.

Seis de diez no aptas

Cuando el año pasado la Dirección Nacional de Sanidad y Bienestar Social estudió el cuidado a los dementes, seis de diez hogares no fueron aprobados. Entonces el parlamento pasó por sobre el gobierno y lo obligó a elaborar directrices nacionales para la dotación del personal.

Obviamente que se necesitan normas similares para toda la atención a los ancianos. Tanto los municipios, empresas y pacientes deben poder saber lo que está vigente. Y debe ser igual para todo el país.

Se le debiera dar a la Dirección Nacional de Sanidad y Bienestar Social otras posibilidades para inspeccionar y controlar que la actividad cumple con las normas requeridas.

Un modelo puede ser la Junta de Inspección de Escuelas, que tiene los recursos y puede actuar con mano dura.

Entonces, ¿no es bueno que los municipios puedan configurar el cuidado y atención a los ancianos de diferentes formas?

Bueno, hasta cierto límite. Si se permite la entrada a los grandes consorcios del ramo, entonces también se deben tener reglas claras para el mercado que se crea. De otra forma pasa lo que pasa ahora.

Se necesitan posibilidades de sancionar

Además de nuevas reglas y mejor supervisión, se necesitan claras posibilidades de sanciones. La negligencia debe ser sancionable. Tanto para la empresa como para su dirección.

Dentro de los asuntos de ambiente laboral y competencia, áreas donde no se es tan ingenuo con el afán de lucro de las empresas, se utilizan multas a las empresas, conocida como multa corporativa. En ciertos casos los jefes y responsables también pueden ser sancionados personalmente.

Esto daría una sacudida moral a las empresas como Carema.

El gobierno trata ahora de salvar el sistema con empresas de capital de riesgo, que ahora administran la atención y cuidado de ancianos en Suecia. Remiendan y reparan pero no hacen nada por el problema fundamental.

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