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El Primer Ministro, Fredrik Reinfeldt, y el Ministo de Inmigraciones, Tobias Billström

El Primer Ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, y el Ministo de Inmigraciones, Tobias Billström. Foto: Aftonbladet.

 

02 de abril de 2013 | SUECIA |

Reinfeldt tiene que destituir a Billström

ESTOCOLMO: ES RACISMO.

En una entrevista a Dagens Nyheter, Tobias Billström habló ayer (por el 18 de marzo) de la diferencia entre las personas rubias y de ojos azules y las que no lo son. Esto es racismo. Y Fredrik Reinfeldt tendrá que tomar una determinación que podría decidir las elecciones del próximo año.

Fuente: Aftonbladet. 19-03-13. Karin Pettersson. Traducción: Julián Díez Fernández

La crisis de los Moderados

¿Acepta el primer ministro sueco un ministro de migración que expresa opiniones racistas? Es obvio.

Es una vergüenza para Suecia. Y para los Moderados.

Se puede tener distintas opiniones en política y aún así respetar a los demás; en cuestiones de impuestos, de notas escolares, de política de empleo. Pero hay una cosa que siempre ha sido evidente para cualquiera de los partidos decentes del parlamento sueco, sin incluir por tanto a los Demócratas de Suecia (Sverigedemokraterna): el racismo abierto nunca existió.

Se acabaron las ideas

Últimamente, los Moderados han empezado a usar el recurso del tema inmigratorio. El empeoramiento de los resultados escolares y el desempleo se han banalizado enfrentando entre sí a las partes implicadas. Fredrik Reinfeldt ha definido la política de su gobierno como exitosa entre los “suecos étnicos”. Billström ha comparado a los refugiados indocumentados con asesinos.

Ayer, finalmente, Tobias Billström rebasó todos los límites razonables. En una entrevista concedida a Dagens Nyheter, habló de la diferencia entre las personas rubias y de ojos azules y las que no lo son.

A las primeras se les atribuyen ciertas propiedades: son agradables, buenas; en contraste con las que “no son en absoluto rubias y con ojos azules”. Eso se llama racismo.

Billström pidió perdón, pero no fue citado erróneamente. Y sigue en su puesto de ministro. Porque cuenta con la confianza de Fredrik Reinfeldt. Porque hace precisamente lo que quiere Fredrik Reinfeldt.

Reinfeldt adopta ahora una postura: El partido que se presentó a las elecciones del 2006 bajo el impertinente nombre de “Los nuevos moderados” ha dejado de existir. Era un proyecto político cargado de valores tales como la tolerancia, la apertura y la modernidad. Era un partido con una idea para aumentar la oferta laboral.

Ahora las ideas se han acabado. La tasa de desempleo bate todos los registros y Reinfeldt no tiene ninguna solución. Pero no quiere deshacerse de su autoridad.

Un nuevo capítulo en la historia de Suecia

Sólo queda cambiar de tema: culpar de los problemas de la sociedad a ciertos colectivos, buscar una cabeza de turco; una política de terror que tiene como objetivo provocar el miedo y la intolerancia.

Que un líder político haga declaraciones de corte racista no es lo mismo que si hablase del transporte público o los presupuestos de la Unión Europea. Aquellas repercuten en el día a día de ciertas personas; legitiman la discriminación, el odio y, en última instancia, la violencia. Revelan lo peor de nosotros: nuestros prejuicios.

Estamos escribiendo un nuevo capítulo en la historia de Suecia. Fredrik Reinfeldt puede elegir. Puede ser recordado como quien devolvió a los Moderados al poder tras decenios de dominio socialdemócrata o constar en la historia como el encargado de abrir finalmente las puertas a la xenofobia y el racismo.

Si no quiere lo segundo, ha de destituir a Tobias Billström.

 

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