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Fernando Camacho

Fernando Camacho Padilla junto a la Embajadora de Suecia en Chile, Eva Zetterberg, y a Rosemarie Andersson, integrante del "Chilekommitté". Foto: Marisol Aliaga.

 

16 de mayo de 2011 | SUECIA

Fernando Camacho documenta la diáspora chilena

ESTOCOLMO: El historiador Fernando Camacho Padilla, presentó su reciente obra "Una vida para Chile. La solidaridad y la comunidad chilena en Suecia 1970 – 2010", el pasado jueves 5 de mayo del presente en el Instituto Cervantes, en Estocolmo. El evento estuvo organizado por el Instituto Cervantes, la Embajada de Chile en Suecia y el Foro Sueco del Desarrollo y contó con la presencia de una gran cantidad de público, de los embajadores de Chile y España en Suecia y la embajadora de Suecia en Chile. Esta es la segunda publicación del joven investigador que trata del exilio chileno y que constituye un importante documento histórico de un periodo dramático de la historia, que acercó a suecos y chilenos creando, gracias a la solidaridad, fuertes lazos de amistad que han perdurado, a través de las décadas.
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Por: Marisol Aliaga

Hablar del exilio chileno es hablar de la solidaridad con Chile, que en Suecia comenzó incluso antes del fatídico 11 de septiembre de 1973. Ya en 1972 se había fundado en Estocolmo un Comité de apoyo al gobierno de la Unidad Popular de Chile, que, al año siguiente, pasó a ser el legendario comité “Chilekommittén” que apoyó desde el primer momento a los refugiados chilenos. El investigador Fernando Camacho, a través de documentos, entrevistas con chilenos y suecos y con el soporte exacto de la fotografía, nos ofrece un fiel testimonio de la historia de los chilenos en Suecia entre los años 1970 y 2010.

La edición bilingüe, en sueco y en español, se publicó dentro del marco del proyecto de colaboración entre la Embajada de Suecia en Chile y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, contando con apoyo económico, entre otros, del Banco Nacional de Suecia.

Una de las panelistas del evento fue Eva Zetterberg, embajadora de Suecia en Chile. La diplomática estuvo desde un comienzo comprometida con la solidaridad para con Chile y se mostró muy contenta de reencontrarse con viejos amigos.  “Para mí esta ha sido una parte muy importante de mi pasado y sigue siendo parte muy importante de mi vida, que me ha formado mucho. Yo siempre digo que la dictadura creó muchos problemas: el exilio, la tragedia en Chile, todas esas cosas; pero también hizo posible la creación de muchas amistades. Yo creo que toda Suecia cambió un poco, gracias a los chilenos”, dijo la embajadora.

 

Fernando Camacho

Fernando Camacho Padilla junto a la Embajadora de Suecia en Chile, Eva Zetterberg. Foto: Marisol Aliaga.

 

El escritor y economista Stefan de Vylder, moderador del panel compuesto por Eva Zetterberg, el poeta y docente de la Universidad de Estocolmo, Sergio Infante, la Secretaria ejecutiva del Foro Sueco del Desarrollo, FUF, Klara Grenhagen y el autor, Fernando Camacho. “Para nosotros, que participamos del movimiento de solidaridad con Chile en esa época nos habría sido muy difícil escribir un libro tan objetivo acerca de este tema. Por esto, agradecemos muchísimo a Fernando que nos haya hecho recordar tantas cosas del pasado”, dijo Stefan de Vylder al comenzar la velada.

En efecto, pocas personas saben tanto acerca de la diáspora chilena en Suecia, como este “andaluz universal” (como lo llamó Sergio Infante) que llegó a Suecia hace seis años para trabajar su tesis doctoral y ha realizado investigaciones acerca del exilio chileno a Suecia, con la exactitud propia de un académico, desde la llegada de Salvador Allende al poder, hasta la actualidad.

Una historia digna de contar, ya que refleja un periodo crítico de la existencia de miles de exiliados y de la solidaridad que se originó en el lejano país del norte en relación a su hermano del cono sur. Antes del golpe, vivían 90 chilenos en Suecia. La cifra aumentó dramáticamente con el sangriento golpe militar y fue creciendo año tras año, hasta estabilizarse, en 1990. Desde entonces se ha mantenido constante y en la actualidad, existe una cifra cercana a las 45.000 personas, chilenos o descendientes de chilenos, según las últimas estadísticas.  

Eva Zetterberg contó que el proceso de sacar adelante este libro también fue en parte controversial, ya que algunos criticaron el hecho de mostrar los problemas políticos del grupo, argumentando que el mostrar una imagen unida era mejor. “Y todos sabemos que no fue exactamente así”, dijo la embajadora. “Fernando Camacho, como científico, ha hecho un trabajo muy serio, pero, al mismo tiempo entretenido. Él explica cómo fue este periodo para los chilenos y los suecos que participamos en diferentes organizaciones de solidaridad. Al final, el resultado ha sido muy bueno y hemos podido salir adelante con estos dos libros, que espero puedan ser el inicio de un debate y no sean los últimos, porque, a pesar de que muchos de nosotros hemos sido testigos de este periodo, se ha escrito muy poco al respecto, desde una perspectiva histórica y científica. Somos muchos los que formamos parte de este proceso, pero al mismo tiempo ha sido difícil para nosotros escribir acerca de esto. El hecho de que Fernando no haya participado de los hechos es mejor, ya que él puede ofrecer una perspectiva distinta y hacer un enfoque político y científico de los hechos, poniendo a estos en su contexto histórico” expresó la diplomática.

El poeta y docente en Literatura de la Universidad de Estocolmo, Sergio Infante, expresó su satisfacción respecto al libro “que se relaciona con más de la mitad de nuestras vidas. Se encontrarán en sus capítulos con hechos profundamente arraigados en sus vidas”, dijo, y agregó, refiriéndose a la memoria: “¿Qué es la memoria? el recordar siempre comienza desde un acto colectivo hacia lo individua y aquel colectivo, está claramente representado en el subtítulo del libro. Esto es una larga serie de eventos comunes, de actitudes similares de grupos humanos que conviven desde hace cuarenta años en Suecia”, explicó Infante. Según él, las imágenes producen una reacción en cadena que se multiplican en cada uno de quien las aprecia. “Cobran vida innumerables acontecimientos, cobran nuevos sentidos, al ser mirados desde una perspectiva del 2011. Gracias por esto, Fernando, sacas del letargo y del olvido algo que merece recordarse, rastreas la solidaridad del pueblo sueco para con Chile desde sus inicios, y no escatimas en detalles. En tus páginas se ve crecer la comunidad chilena en Suecia, el nacer y el morir de sus organizaciones, con todos los problemas y conflictos, a mí me parece que los historiadores no deben omitir esas cosas. Las cuentas se hacen completas”.

Stefan de Vylder coincidió en la complejidad del tema. A Suecia llegaron representantes de los distintos partidos de la izquierda chilena y no fue fácil encontrar una unidad. Sin embargo, expresó de Vylder, “todos estamos muy contentos y orgullosos de lo que hicimos”, dijo de Vylder , recordando que en la década de los 70 existían más de cien comités locales de Chile Comités, que  recolectaron importantes sumas de dinero que fueron enviadas al país hermano, durante el tiempo de la dictadura.

La Secretaria ejecutiva de FUF, Klara Grenhagen, otra de las panelistas que, al igual que Fernando, no había nacido para el golpe contó que ella aprendió a conocer Chile por su  música y sus empanadas. Interesante tema, ya que la solidaridad con Chile se hizo siempre en base a la cultura y la gastronomía chilena, “algo que nos gustó mucho a los suecos”, recordó también Stefan de Vylder.

- Cada una de estas historias que Fernando ha recopilado en su libro podrían constituir un programa radial completo, lo cual es imposible en la práctica. Por eso estoy muy contenta de que Fernando haya plasmado los destinos de tantas personas en un solo libro, el cual es sumamente valioso como un referente, especialmente para nosotros que aún no habíamos nacido, en 1973, dijo Grenhagen.

Fernando Camacho

Klara Grenhagen, a la derecha de la imagen. Foto: Marisol Aliaga.

 

Por su parte, el protagonista principal de la velada, Fernando Camacho, agradeció los múltiples elogios recibidos y a la numerosa concurrencia que repletaba la sala, recalcando la importancia de quienes le ayudaron a sacar adelante el proyecto. “Este libro y este acto no habría sido posible sin la ayuda de entre 30 y 40 personas” dijo, nombrando a Rosemarie Andersson, integrante del “Chilekommitté”, una persona clave en la recopilación de material para el Museo de la Memoria. Otras personas muy importantes, explicó Camacho Padilla, fueron los fotógrafos aficionados que tomaron las fotos y los protagonistas del relato, quienes le proporcionaron su testimonio. “En realidad yo no puedo poner todos los agradecimientos porque tendría que hacer un tomo extra” dijo Fernando Camacho.

Hace casi seis años que el joven historiador español llegó a Suecia, con el fin de continuar con su tesis doctoral, luego de haber trabajado otros temas de investigación. Durante la presentación contó que él llegó “solo con su maleta, sin conocer a nadie en Estocolmo”, pero poco a poco fue creando su red social. Había estado en Chile, donde había conocido a muchos chilenos, por lo tanto decidió seguir investigando el tema ´in situ´.

- La sorpresa fue que cuando yo les exponía el tema, como a muchos de los aquí presentes, no sólo aceptaban hacer una entrevista y contarme cuatro cosas, sino que me invitaban a cenar, a que volviera, etc. La gente me preguntaba cuándo iba a terminar la tesis, pero en realidad me generaba tanta vida social que no daban ganas de terminarla, ¿no? Aunque por supuesto, engordé 10 o 15 kilos, hasta que decidí dar por terminadas las entrevistas, dijo, sonriendo, el autor.

Un punto que al historiador le llamó la atención, fue que, en un principio, el “ChileKommitté” realizaba sus actos en el Club de Los Cronopios, club donde se reunían españoles, la mayoría republicanos. “Había una mirada interesante, entre españoles republicanos y chilenos o suecos amigos de Chile y de América Latina. O sea que esta relación viene de lejos. Yo no estaba en ese tiempo, pero tengo grandes amigos que me cuentan de las veladas que tenían en el club y para mí es algo muy emocionante. El Club de los Cronopios acogió a los chilenos durante la primera etapa, como un grupo más de latinos, porque estos no tenían ni clubes ni asociaciones, hasta que fueron tantos que ya no cabían, y entonces fueron buscando sus propios locales”, dijo Camacho Padilla.

Fernando Camacho

Fernando Camacho Padilla junto a la fundadora del "Chilekommitté", Anna Venegas. Foto: Marisol Aliaga.

 

El autor relata que cuando comenzó con la investigación no existía prácticamente nada al respecto, con un análisis histórico. En el Ministerio de Relaciones Exteriores en Chile se encontró con archivos que contenían información que se transmitía desde la Embajada chilena en Suecia durante la época de la dictadura. De allí que le naciera el interés de investigar más al respecto.

- El libro es una introducción a la temática, donde yo no hago un análisis profundo, no entro en análisis académicos, prefiero dejarle la voz a los protagonistas de la historia, hay muchos testimonios, presento muchas imágenes de lo que fueron esos años. Intento también llegar un poco al presente, aunque me interesan más los años del régimen militar, obviamente. La solidaridad en Suecia con Chile comenzó con África, con Argelia, muy especialmente con Vietnam. La que hubo con España durante la guerra civil fue insuperable, habían cientos de comités de solidaridad en todo Suecia que recogían dinero para mandar a España durante la guerra civil. De hecho, en términos de renta per cápita, Suecia fue el país que más dinero mandó a la república española. Los suecos fueron los que, de manera individual, donaron más dinero por la causa republicana; más que Inglaterra o Estados Unidos. Esto también es interesante, y es una historia que, curiosamente, tampoco está escrita, dijo Fernando Camacho.

Con este nuevo libro, el historiador ha querido también mejorar las limitaciones de la publicación anterior: “Suecia por Chile. Una historia visual del exilio y la solidaridad, 1970 – 1990”. Una de estas, como lo hizo notar la embajadora sueca, fue la falta de voces femeninas, quienes ahora están mejor representadas.

Una acotación interesante hizo la fundadora del “Chilekommitté”, Anna Venegas, quien también se encontraba entre los asistentes. Venegas quiso resaltar el hecho de que muchos suecos seguían con gran interés el proceso chileno, con la llegada de Salvador Allende al poder. Según Anna Venegas, la nacionalización del cobre fue algo muy significativo, a lo cual la prensa sueca no le dio cobertura. Por lo tanto, el primer ‘Chile-boletín’ se hizo justamente con el fin de explicar al lector lo que estaba sucediendo en Chile.

Al finalizar la presentación, el cantautor chileno Luis Daneri interpretó dos canciones, una de ellas “Sverige, tack så mycket” (Muchas gracias Suecia) y antes de pasar a un vino de honor ofrecido por la Embajada chilena los panelistas agradecieron también a Chile, con un: “Tack så mycket Chile!” (Muchas gracias Chile!).

 

Magazín Latino conversó, al finalizar el evento, con Fernando Camacho Padilla, quien se mostró asombrado ante tal afluencia de público, lo cual verificó el éxito del evento.


¿Qué te pareció la presentación? 

- Bueno, estoy impresionado por la convocatoria, por la cantidad de gente que ha llegado. La verdad es que me da mucha alegría el saber que un tema ya tan lejano causa tanto interés y tantas emociones a tanta gente, aquí en Estocolmo. Eso es lo mejor del día.

¿Cuánto te demoró escribir el libro?

- Fue relativamente rápido, porque no es un libro denso, es un libro ameno. Tiene muchas páginas porque es bilingüe, pero el texto no es tan largo. Me demoré aproximadamente un año, desde que comencé a escribir y salió publicado.

¿Qué fue lo mejor de este proyecto?

- Yo creo que es el contacto con la gente que participó en la solidaridad. El contacto, tanto con suecos como con chilenos, que me apoyaron y me ayudaron mucho en la realización del libro. Eso es lo más bonito. Conocer a la gente, conversar, compartir con ellos y recibir parte de su experiencia, eso es insuperable.

La última pregunta: ¿Cuándo te vas a aburrir de los chilenos?

No sé, es mejor preguntarse cuando ellos se van a aburrir de mí, ¿no? Cuando se aburran ellos, ¡ya me iré! [contesta, riendo].

 

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