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Benny Håkansson y Christina Hedlund eran la pareja perfecta. Foto: Dagens Nyheter
 

07 de enero de 2011 - SUECIA

La operación lo destruyó todo

MALMÖ: El sueño de toda mujer es estar resplandecientemente bella el día de su boda. No obstante, los ideales de belleza actuales ejercen una fuerte presión sobre las féminas, sobre todo en las jóvenes, transformándose muchas veces esto en una verdadera obsesión. Christina Hedlund, de 31 años, quería tener un busto más voluminoso, antes de contraer el sagrado vínculo, por ello viajó a Polonia, en compañía de su novio, a someterse a una operación de implante de senos. Según los cirujanos plásticos, la intervención no implicaba riesgos. La realidad resultó ser otra.

Por: Marisol Aliaga

Benny Håkansson y Christina Hedlund eran la pareja perfecta. Se conocieron en enero de 1998, cuando ella tenía sólo 18 años, y, desde entonces, fueron inseparables. Este verano formalizarían su larga relación, contrayendo nupcias en la catedral de Lund. Sin embargo, una operación de cirugía plástica, y el deseo de verse aún mejor, destruyó la vida de la joven pareja.

La historia conmovió a cientos de miles de televidentes, cuando el 17 de noviembre pasado el canal de televisión estatal transmitió el reportaje de “Uppdrag Granskning”. Christina Hedlund, de 31 años, había soñado durante años con un implante de senos. En agosto del año pasado, en vísperas de su boda, se puso bajo el bisturí de un cirujano plástico del centro traumatológico Pomorskie, PCT, del hospital estatal de Gdansk, en Polonia. Hasta allí había llegado por intermedio de la empresa sueca Medica Travel, y su contacto en Polonia, Jörgen Petersen.

Después de la operación, Christina fue dejada sin vigilancia médica, tan sólo en compañía de su novio Benny, quien, apenas la vio salir de pabellón, presintió que algo no estaba bien, según contó a “Uppdrag Granskning”.

- Ella tenía un pulso muy bajo, entre 30 y 60, y tenía el rostro azulado. Christina tenía los ojos cerrados y no estaba consciente, afirmó Benny.

A los quince minutos, la joven mujer sufrió un paro cardíaco, cayendo después en estado de coma. Según datos que la televisión sueca pudo recoger, el paro se debió a que la paciente recibió una fuerte dosis de morfina media hora antes de que despertara, lo que ocasionó graves daños en la corteza cerebral y condujo a que Christina cayera en estado vegetal. La joven fue trasladada seguidamente a cuidados intensivos, más tarde al hospital de Gdansk y luego se la trasladó a Malmö, Suecia, donde en la actualidad está internada en una clínica. Hasta la fecha no ha despertado de su letargo, y las posibilidades de que se recupere, según los facultativos son muy pequeñas.

Sin embargo, esta no es toda la historia. Aún se desconoce el por qué la intervención quirúrgica terminó en una tragedia. Según el reportaje televisivo, gran parte de la culpa la tiene Medica Travel y Jörgen Petersen, mientras que en Polonia la atención se ha centrado en el hospital estatal. Según el diario digital Realtid.se, la dirección del hospital presentó una solicitud ante la fiscalía demandando al mismo recinto médico, y la fiscalía ha comenzado dos investigaciones, una acerca del caso de Christina y otra acerca de si la legalidad de estas operaciones.

Según Realtid.se, el vicedirector del centro traumatológico del hospital donde estuvo internada Christina, Zbigniew Krzywosinski, declaró al diario polaco Dzienna Baltycki que el hospital tiene permiso para ofrecer tratamientos de carácter comercial, pero no así para intervenciones de cirugía plástica, por lo cual teme que ese tipo de intervenciones sean ilegales.

El centro traumatológico ha realizado tratamientos con fines comerciales desde el 2008, con una ganancia de 2,2 millones de coronas al año. “Nuestros médicos especialistas son tan buenos como los médicos en el extranjero. Y, al mismo tiempo nuestros precios son 50 por ciento más bajos”, afirmó el doctor en jefe Leszek Klimaszewski, al diario Dzienna Baltycki.

El diario digital Realtid.se desvela además nuevos detalles, como el que Christina pertenecía a un grupo de pacientes de alto riesgo, pero que los médicos no fueron informados al respecto. El responsable de Medica Travel en Polonia, Jörgen Petersen, declaró al diario que él sospechaba que ella decidió viajar a Polonia ya que en Suecia se le negó la operación.

- Christina me dijo, el día antes de la operación, que había tratado de obtener una hora en la Clínica Académica de Malmö, pero que la espera era de tres meses, lo cual no es correcto. Yo sospecho que a Christina se le negó la operación en Suecia. Probablemente ella declaró que había tenido epilepsia y que era alérgica a la penicilina, dijo Petersen, a Realtid.se.

La investigación continua, y las preguntas se acumulan: ¿Escribió Christina, en su declaración de salud, que padecía estos males? ¿Lo hizo, pero no fue correctamente traducido, y los médicos no lo supieron? El jefe del recinto hospitalario fue despedido, y no sólo el hospital estatal de Gdansk está bajo la lupa, otros le han seguido. Así como el debate acerca del “turismo médico”. Y lo que trae como consecuencia la “normalización” de la cirugía estética.

El padre de la joven, Ted Hedlund, afirma, en el diario Dagens Nyheter que quiere que todo el mundo sepa lo que puede pasar. Que la cínica industria que se nutre de que la gente piense que su valor reside en su apariencia física es justamente eso: cinismo. También su madre, Ann-Katrin Berggren, quien es médico de profesión la había aconsejado desistir de su propósito. “La mujer moderna se cree libre, pero está cada vez más atada a la forma en que es vista por los hombres, cada vez más explotada, más presionada”, afirmó ella al diario DN.

Sin embargo Christina quería estar bella para el día de su boda y cuando su novio le dio como regalo adelantado las 25 000 coronas, que costaba la operación, ya no había nada que le impidiera cumplir su sueño. A su novio y a su hermano, David, les había dicho, el verano pasado, constatando que tenía familia, trabajo, buena situación y pronto estaría frente al altar: “Ahora está todo perfecto. Lo único que faltan ahora son mis tetas”.

Benny Håkansson, visita todos los días a su novia, que está internada en una clínica, en la ciudad de Malmö. Aunque el veredicto de los doctores es desalentador, él no pierde la esperanza de que algún día Christina despierte. Fuera de los aspectos jurídicos, Benny tiene que luchar con su cargo de conciencia. ¿Por qué no la ayudó a mejorar su confianza, en lugar de pagar la operación? “Aunque todo lo hice por amor”, cuenta, al diario Sydsvenskan.

Él explicó que quiere que la gente sepa la historia de su novia, para hacerle justicia, para que no sea olvidada. Al mismo tiempo quiere advertir a quienes piensan operarse.

- Yo no tengo ningún principio moral en contra de las operaciones de implantes de senos. Pero no había escuchado nunca que pudieran resultar de esta forma. Es necesario que se sepa que se toma un riesgo. Si hubiéramos visto el programa de televisión, entonces tal vez nunca lo habríamos hecho, explicó.

Benny cuenta que para su novia era importante verse bien. Sin embargo reconoce que hay una tendencia, en la sociedad, de que todo sea demasiado perfecto. “Yo he querido siempre que todo sea mejor y mejor, todo el tiempo. Pero nos olvidamos que nosotros tal vez ya tenemos todo”.

 
 
 
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