Logotipo

Portada Suecia América Latina Mundo Multimedia
 
 
Alexandra Pascalidou

La periodista, conductora y escritora Alexandra Pascalidou. Foto: Facebook.

 

11 de marzo de 2014 |COLUMNAS |

Hermanas, rompan las ataduras

 

Fuente: Metro/06-03-2014/Alexandra Pascalidou. Traducción: Magazín Latino

 

Hermanas, hijas, madres, niñas Barbie, feministas recalcitrantes y obreras de la construcción. Ingenieras en robótica y enfermeras, niñitas y tortilleras, arpías. A todas ustedes que están hastiadas de ser tratadas como mujercitas, como muñequitas, como objetos. Todas ustedes que justamente esta semana de la mujer están asfixiadas por informes que revelan la desigualdad desde el piso al techado de vidrio del país con más equidad de género en el mundo, aquí viene una carta de una hermana que tenía trazado el camino al infierno. Como para la mayoría de las muchachas del mundo, el guión de mi vida ya estaba escrito, para cuando nací.

Una niña de una familia inmigrante en uno de los barrios más pobres de Suecia, la hija mayor de una madre sola con tres hijos que hacía limpieza por las noches y trabajaba en una guardería en el día y un padre ausente que sembró la semilla feminista a pesar de que ni siquiera podía deletrear la palabra. Lo único que podía decir cuando esporádicamente jugaba a ser papá durante nuestra infancia era: "No sean nunca el colchón del hombre o esclava de las ollas". Luego me enseñó autodefensa y un poco de boxeo. Me hizo feminista. Y también a través de su comportamiento en absoluto ejemplar hacia mi madre. Pero él creció como un perdido vagabundo en las calles. Sobrevivió la guerra, crisis y dictaduras y tiene un montón de excusas en las que se puede apoyar hoy día.

Yo tenía todas las fallas necesarias para tener éxito. A pesar de los muchachos que dijeron que dejara "de cacarear". A pesar de los maestros que intentaron poner a las muchachas de las barriadas en su lugar. A pesar de la señora en Rinkeby que dijo que nunca me iba a casar ya que era hija de divorciados sin dote. Era a principios de los años 90. Y la vecina griega tenía razón.
Todavía no me he casado. Porque no he querido. Porque no malgasto mis días haciendo realidad sus sueños. Porque prefiero hacer mis propios senderos que manejar por sus carreteras asfaltadas que llevan derecho a la sumisión.

Así que hermanitas, atrévanse a negarse a ser complacientes. Prefieran ser una basura en sus ojos en vez de hacer respetuosas reverencias. Mejor que se rían muy fuertemente antes de que sofoquen vuestra alegría en un "tihi". Exhalen en vez de esconder el estómago. Estírense, sacúdanse, encójanse de hombros ante todo lo que no alcanzan a hacer. Presuman más, ocupen más lugar, aprieten el puño y alcen la voz incluso contra las injusticias que afectan a otras que ustedes mismas. A todos los que suspiran, se quejan, te llaman apodos, denles la espalda, y pronto les seguirán - incluso aunque Uds. aun no sepan verdaderamente hacia donde van.

Destruyan su garrota y sus estereotipos. Muéstrenles el dedo cuando traten de definirlas. Recuerden olvidar a todos/as quienes les hicieron zancadillas, porque la amargura obstruye la vista. Sean tenaces. Sean las incómodas. Sean la manzana que cae lejos del manzano y de todo el jardín de mierda. Dejen que se avergüencen de ustedes. Dejen que se rían de ustedes. Destruyan su visón del mundo. Rompan su normalidad. Las odiarán. Las hostigarán. Las difamarán. Las ridiculizarán y humillarán. Les temerán.

Llegarán a desear ser ustedes.

 

 


 
 
 
Copyright 2014 © Magazín Latino

All rights reserved.