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Göran Greider y Gudrun Schyman

Göran Greider y Gudrun Schyman. Foto: Nyheter24.se.

 

28 de abril de 2014 |COLUMNAS |

Por esto no voto por Fi

 

Fuente: ETC/9-04-2014/ Göran Greider. Traducción: Magazín Latino

 

Incluso la gente de izquierda más idealista a veces debiera pensar táctica y estratégicamente.

Escucho a muchos miembros de Iniciativa Feminista Fi "Fuera con los racistas - adentro con los feministas" y es un lema maravilloso. Estos últimos seis meses me parece que me encuentro con más gente que nunca que está preparada a votar por Fi, algo ha ocurrido en la opinión que ninguno de los otros partidos en el parlamento, especialmente el partido de Izquierda, prefieren no hablar de ello. Quizás está siendo obvio que los temas de la igualdad casi han desaparecido completamente del debate político establecido y cuando finalmente queda claro para muchos, entonces ahí está Fi.

He seguido a Fi desde el comienzo y estoy prácticamente de acuerdo con todo lo que plantean. Además estoy convencido que el partido parte de una perspectiva que vitaliza toda la política, no solo la sueca, sino toda la política. El feminismo es un conjunto de asuntos, sí, pero más aún es un poder radical -una dimensión liberadora en nuestras sociedades, de la misma forma que el tema de clase lo es o el tema verde: aquí se pone a la civilización bajo la lupa. En el mejor de los mundos yo no vacilaría ni un segundo en dar mi voto a Fi.

El problema es que no vivimos en el mejor de los mundos, por el contrario, a menudo en el peor. Incluso los que se siente de "izquierda" deben a veces razonar tácticamente. Una de las pesadillas: Fi obtiene alrededor del 3,5 por ciento de los votos, no entran en el parlamento y en la práctica significa que los burgueses ganan este 3,5 por ciento. En una situación donde las diferencias entre los bloques disminuyen hasta el día de las elecciones y le va bien a los Demócratas de Suecia, significa que un voto por Fi puede significar que Reinfeldt permanecería como Primer Ministro; basta que los Demócratas de Suecia se abstengan de votar. El resultado no es poco probable. Y si es así, significa que más, pero no los suficientes, voten por los feministas le darán a los racistas mayor influencia.

La consigna "Fuera con los racistas -adentro con los feministas" no tiene en realidad nada que ver con el existente cuerpo electoral. Ningún elector está allí pensando si él/ella elegirá Fi o DS. Tranquilamente se puede partir de la base que el noventa por ciento de los votos de Fi son captados de alguno de los partidos rojiverdes. Mi impresión es que los que están dispuestos a dar su voto a Fi tienen más educación superior que la media y en términos de clase, más a menudo -no siempre- pertenecen a la clase media. En su sitio web Fi describe uno de sus fundamentos: "Se trata de una dimensión que problematiza y cuestiona la jerarquía del poder de género, la normativa hetero y su interacción con otras estructuras de poder que juntas crean el fundamento de la jerarquía de género". Suscribo cada palabra. Pero si los activos dentro de Fi no escuchan que esto suena sumamente académico -particularmente a los oídos de cantidad de personas que no han ido a la universidad, puede sonar como un lenguaje altanero, entonces el partido tiene problemas con su auto- percepción. En otro lugar dicen: "dentro de la política de partidos tradicional, la clase es la herramienta de análisis fundamental para entender las estructuras de la sociedad. El concepto de clase es demasiado limitado y no es capaz de ilustrar las estructuras patriarcales, la normatividad hetero y la racistas que distribuyen los recursos e influencia desigualmente en Suecia y en el mundo." También lo suscribo. Con una importante excepción: Hoy día la clase no es una herramienta analítica fundamental. Ni la Socialdemocracia ni el Partido Verde hablan mucho de clases, le tienen miedo a la palabra y por el lado burgués nadie quiere saber de ello en absoluto.

Los tres partidos rojiverdes tienen miedo de hablar de Fi, ya que están temerosos que les quiten votos. Y menos se atreven a criticar a Fi, particularmente la Socialdemocracia ya que estaría allí, desnuda en lo que se refiere cuestiones de género. Y la derecha, en el mejor de los casos, se burla de Fi. El resultado final es que en ninguna parte hay una discusión constructiva sobre las ideas de Fi.

Pero volvamos al escenario de pesadilla. La historia política cercana está llena de ejemplos de que pequeños partidos pueden causar enormes reacciones en cadena. George W Bush llegó al poder en las elecciones norteamericanas el 2000. Si Ralph Nader no se hubiera presentado con pequeño partido a la izquierda de los Demócratas y obtenido casi tres millones de votos, Bush no habría ganado nunca. El pensamiento da vértigo. Debe darlo. No habríamos tenido la guerra de Iraq. ¡Y lo peor es que la política de Nader era mucho mejor que la de los Demócratas! La conclusión es que incluso las personas de izquierda más idealistas a veces deben pensar táctica y estratégicamente. De otra forma los deseos más fervientes pueden conducir a una situación peor que en la que se cree.

Lo ideal sería, por supuesto que Fi entrase en el parlamento. Pero si todas las cifras en las encuestas de opinión a finales del verano, un mes antes de las elecciones, indican que Fi, digamos, obtiene un 3 por ciento de los votos -entonces desearía que el partido declarase que sus propios adeptos debieran votar por alguno de los tres partidos rojiverdes. Una solicitud tal sería única en la historia política, pero digno de un partido que pone el contenido político ante la política de partido tradicional. Un periodo de mandato más con Reinfeldt quebraría a muchos de nosotros. Así que, ¿qué dices tú, Gudrun Schyman? ¿Estás de acuerdo conmigo?

 

 


 
 
 
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