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Campamento en Flemingsberg
Imagen de uno de los campamentos ubicado en Flemingsberg, comuna de Huddinge, en Estocolmo. Foto: Marisol Aliaga.
 

23 de febrero de 2014 | COLUMNA |

Vergonzoso tratamiento de romaníes, Estocolmo

Lo que ocurrió estos últimos años en Francia e Italia, la demolición de los campamentos y expulsión de gente, ahora ocurre nuevamente, en Suecia.

 

Fuente: Dagens Arena 18-2-2014/Johana Palmström. Traducción: Sara Olave

 

Ayer temprano por la mañana la Ejecutoría Fiscal (Kronofogden) y la policía fueron al campamento en Högdalen en Estocolmo para desalojar a alrededor de 200 ciudadanos rumanos. Gente que durante los meses más fríos del año se instalaron en simples chozas y caravanas al lado de la línea férrea.

Lo que ocurrió estos últimos años en Francia e Italia, la demolición de los campamentos y expulsión de la gente, ocurre ahora nuevamente, en Suecia.

La concejal del distrito municipal de Estocolmo (Stockholms Stad), Anna Köning Jerlmyr, del partido Moderado, motiva la decisión de desalojar el campamento diciendo que no es posible el permitir que la gente viva en la miseria y que las personas no se pueden establecer en cualquier parte. Señala los riesgos para el medio ambiente y peligro de incendio. En las noticias regionales, Köning Herlmyr descartó la posibilidad de poner temporalmente cubos de basura y letrinas alegando que no era una solución sostenible.

Seguramente las poblaciones callampas/villas miserias son un peligro para el medio ambiente y constituyen un peligro de incendios. Por supuesto que no es una solución sostenible poner unas letrinas portátiles. Nadie que tenga una elección, escogería ese estándar en las casuchas ante un apartamento con agua potable, inodoro y calefacción.

Pero en la actualidad no existe esa posibilidad de elección. Ni en Rumania ni en Estocolmo, donde ni siquiera los lugares en los refugios son suficientes.

De todas formas el llamado desalojo, se realizó. Es imposible entender como esto se hizo. No debiera ser, particularmente en invierno, permitido echar a personas sin ofrecerles otra vivienda. Porque no importa cuánto quieran los responsables desalojarlos si esto significa que en la práctica personas que ya tienen poquísimo, se les quite hasta eso.

La necesidad de más cupos en los refugios es apremiante en toda Suecia. Los municipios deben resolver esto inmediatamente. A largo plazo es necesario, como el ex comisionado del Consejo Europeo por los Derechos Humanos, Thomas Hammarberg escribió en un artículo de debate: "una sistemática, poderosa y enérgica política europea por los derechos de los romaníes, en todos los países de la UE":

Hammarberg señala lo obvio, que los esfuerzos deben realizarse en colaboración con los representantes romaníes. Señala también la necesidad de reconocer la opresión y discriminación de los romaníes, al igual que condiciones decentes de viviendas y que los niños romaníes tengan una buena educación.

Pero no es esto lo que sucede actualmente. En muchos países de la UE se proponen más bien medidas como la criminalización de la falta de vivienda y la mendicidad. Requisitos relativos a limitar la libre circulación de los romaníes. Esto no es sostenible.

Cuando la policía y la Ejecutoría Fiscal llegaron a Högdalen ayer, no quedaban muchas personas. La mayoría había aceptado un pasaje en bus de regreso a Rumanía o se habían establecido en algún otro lugar de Estocolmo. Tampoco es una solución sostenible.

Pero por un tiempo en adelante ya no es un dolor de cabeza para Stockholms Stad. Quizás las ambiciones de la ciudad no van más allá de las fronteras municipales.

 

 

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