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Dawit Isaak
"Nadie puede tomar la democracia como algo garantizado". Afiche con la imagen del periodista encarcelado, Dawit Isaak. Foto: freedawit.com.
 

24 de septiembre de 2012 | COLUMNA

Justamente hoy día valdría la pena escuchar el silencio que rodea a Dawit Isaak

Existe una carga especial alrededor de los héroes de la palabra libre – pero no se libran de las constantes sospechas e insinuaciones.

Fuente: DN 23-09-2012/ Björn Wiman. Traducción: Magazín Latino

Una semana después de la fatwa iraní contra Salman Rushdie el invierno de 1989, la escritora Kerstin Ekman hizo unas sombrías anotaciones en su diario, las que luego fueron reproducidas en Expressen: "Mi reacción fue de asco. Como nos asquea el terrorismo. Al mundo a menudo. Pero controlada: he escuchado esto antes y he visto esto antes. Y se como termina. En el infierno. El mundo es una mierda"

El conciso análisis del mundo continúa teniendo validez. Esta semana un mullah iraní menos conocido tomó la oportunidad de obtener titulares actualizando la vieja sentencia de muerte contra Rushdie, ahora con motivo de la enorme ola de protestas en contra de la película norteamericana "La inocencia de los musulmanes". Digan lo que digan sobre el mullah, pero al menos tenía conocimiento relevante de historia. La fatwa contra Rushdie, la madre de todas las crisis por Mohamed, ha estado sorprendentemente ausente en muchos de las explicaciones de los medios suecos sobre la ola de violencia de las últimas semanas, como si se hubiera olvidado que la sentencia de muerte del estado iraní contra un novelista fue en realidad el inicio de la cruzada religiosa contra la expresión de libertad. Ya cuando Bonniers publicó "Los versos satánicos" en sueco seis meses después de la sentencia de muerte, la editorial se sintió forzada a lanzar, como una "neutralización", un libro sobre el islam en Suecia – "Un libro para Alá" que el redactor de cultura de Expressen, Leif Zern, lo señaló ácidamente. Hoy día no es probable que una editorial se atreviese a publicar una nueva edición de los "Versos satánicos". ¿Se atrevería siquiera alguien a escribir una novela así?

De esta forma innegablemente que el mundo ha dado un paso hacia atrás. Hoy día cualquier caricatura mediocre puede ser utilizada para poner al mundo en llamas. "Los versos satánicos" era por lo menos una obra de arte compleja y con estética explosiva.
Pero el caso de Rushdie se convirtió también en un precedente en una forma más edificante. Roberto Saviano ha testificado cuanto significó el apoyo de Rushdie en su huida de las amenazas de muerte de la mafia italiana; esta semana Saviano escribió en La Repubblica que el nuevo libro de memorias de Rushdie "Joseph Anton" debiera ser leído sobre todos por los que insinuaron que los "Versos satánicos" era un truco medial para conseguir fama y riqueza para el autor. Saviano es ahora una superestrella – su programa de televisión, de crítica social, fue visto por ocho, nueve millones de personas – pero de las insinuaciones de que él solo quería ganar dinero, no se libra.

Hay una carga especial alrededor de los héroes de la palabra libre. La conferencia de prensa de los periodistas Martin Schibbye y Johan Persson, trasmitida en directo el fin de semana pasado, fue vista por 412 000 televidentes, más que ningún otro programa en el Canal 5 o TV3 ese mismo día. Y ellos también se transformaron rápidamente en celebridades –"Johan y Martin", con una cerveza en la mano en el balcón, "Johan y Martín" en la alfombra roja, "Johan y Martin" en "Filip & Fredrik". No es nada sobre lo que moralizar, pero no pasará mucho tiempo antes que las insinuaciones maliciosas también contra ellos retornen con renovadas fuerzas.

Hoy día el periodista sueco Dawit Isaak ha estado encarcelado exactamente once años [23-09-12]. Inconcebibles 4018 días. Durante los primeros años de cautiverio se vio afectado de algo peor que las sospechas: el silencio. Quizás valga la pena tratar de escuchar el silencio justamente hoy: detrás de los brillantes símbolos como Rushdie, Saviano y Schibbye-Persson, existe una gran masa de escritores y periodistas que son amenazados diariamente y encarcelados, sin otra compañía que la indiferencia del mundo.

"Si tienes la más mínima posibilidad de evitar ser condenado a muerte por un tirano, te recomendaría fuertemente que la tomaras", bromeó Salman Rushdie en una lectura en Nueva York en la semana. Y agregó, con un sarcasmo considerablemente más negro, que su vida "quizás se convirtió en una buena historia, pero no en una vida especialmente buena".

Björn Wiman


 
 
 
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