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Sture Bergwall

Veronica Palm fue quien designó a Omar Mustafa a la dirección del Partido de la Socialdemocracia. Y ella misma quien tuvo que echarlo. Foto: Dagens Arena/Magazinlatino.

 

22 de abril de 2013 | COLUMNA |

Deplorable espectáculo de la Socialdemocracia, que se ha transformado en un gallinero político

Fuente: Aftonbladet 21-04-2013/ Jan Guillou. Traducción: Magazín Latino

El partido socialdemócrata ha puesto de manifiesto una vez más una sorprendente y gran debilidad en su incapacidad de defenderse contra acusaciones de antisemitismo. Por más disparatados que estos ataques puedan ser, al parecer la dirección del partido socialdemócrata entra en pánico e se transforma inmediatamente en gallinero político.

Otra campaña más ha tenido éxito. Comenzó como de costumbre con que los antisemitas en el Comité sueco contra el antisemitismo acusaron públicamente a la dirección del partido socialdemócrata de antisemitismo, homofobia y opresión a las mujeres. Y como de costumbre el [vespertino] Expressen inmediatamente se les unió.

Las pruebas eran simples. Los socialdemócratas habían elegido a Omar Mustafa como suplente en la dirección del partido. Omar Mustafa es el presidente de la Asociación Islámica. Allí en varias ocasiones se han presentado conferencistas que son antisemitas, homófonos o misóginos. O sea que Omar sería todo esto. Y por lo tanto la dirección del partido socialdemócrata se habría contagiado.

Este tipo de demagogia tan barata no debiera ser difícil de enfrentar. Los profesores no adecuados enumerados parecen haber aparecido por aquí y por allá, en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en el parlamento, en el partido Verde o en el Centro Olof Palme. E incluso si ellos en otro contexto presentaron percepciones inadecuadas, es en todo caso el mismo cuestionamiento de si se debe discutir o no con los Demócratas de Suecia o, si por razones similares, deberían poder ir al Club de Publicistas. (Publicistklubben).

Pero el caso es que acusaciones de sobre todo antisemitismo son tan serias que a los señalados fácilmente les entra pánico. Stefan Löfven rápidamente buscó refugio. La secretaria del partido, Carin Jämtin, se ocultó detrás de él, la presidenta del distrito de Estocolmo, Verónica Palm también se escondió. Entonces, la costa estuvo expedita para que Expressen continuara su campaña.

Una pequeña dificultad para Expressen puede ser que Omar Mustafa nunca ha pronunciado expresiones antisemitas, esto habría sido perfecto para encabezar con enormes titulares. Tampoco nunca se ha declarado misógino, justamente ahora está con licencia de paternidad y comparte la licencia a medias con su esposa. Siempre ha rechazado el terrorismo islámico, abierta e intensivamente ha luchado tanto contra la homofobia como el antisemitismo, particularmente en Malmö y es, resumidamente, un socialdemócrata. Pero es creyente religioso, más o menos como los socialdemócratas cristianos.

Nada de esto disuadió los gestores de la campaña en Expressen. Podían mostrar que estaba junto con un supuesto antisemita en una foto durante una reunión en la Asociación Islámica.

Y el supuesto antisemita se habría en una ocasión expresado en forma antisemita en el programa The Deen Show en Youtube, al igual que otro conferencista invitado que habría dicho algo no adecuado, no está claro que, en el canal de televisión Al Jazeera. Además Expressen podía revelar que Omar Mustafa tenía místicos ingresos millonarios de procedencia no clara: "Expressen puede probar también que Omar Mustafa gana más que su propio líder en el partido Stegan Löfven (...) pero Omar Mustafa no quiere decir como ganó el dinero".

Esto puede deberse a que esos ingresos millonarios son puros inventos del Expressen.
Como el invento que la Asociación Islámica tenía unos "estatutos de familia" que abogaban por la desigualdad entre el hombre y la mujer.

Y así se desarrolló la campaña. El pánico entre los socialdemócratas aumentó. Mona Sahlin hasta se sumó a la campaña al certificar que "ha habido debate sobre sus declaraciones antisemitas".

No fue así en absoluto, ya que no hubo tales declaraciones. No hasta que Mona Sahlin las inventara.

Por supuesto que el próximo paso en la campaña fue que los socialdemócratas debieron echar al antisemita de la directiva del partido. Y así ocurrió finalmente. Cedieron.

Verónica Palm, que había propuesto a Omar Mustafa a la dirección del partido, explicó que la situación "era insostenible", o sea, que era imposible resistir la campaña. Stefan Lpfven declaró que la socialdemocracia no podía ser en absoluto sospechosa de antisemitismo. La cosa estaba clara. Verónica Palm tuvo que encontrar alguna especie de explicación por la
expulsión que le echara la culpa de todo a Omar Mustafa, aunque era la culpa era de ella.

Fue ella la que lo propuso a la dirección del partido, fue ella la que no pudo defenderse ni a sí misma ni a Omar Mustafa, fue ella la que empuñó el hacha. Verdaderamente un espectáculo lamentable.

Lo más sorprendente no es que hayamos tenido aún otra exitosa campaña propagandista anti semitista. Estas son un elemento constante en el debate sobre el Medio Oriente.

Y justamente es ahí donde aprieta el zapato. El partido político más grande de Suecia tiene ahora una dirección que no puede manejar uno de los temas más dominantes de la política mundial, el Medio Oriente, la cuestión de Palestina, la islamofobia y el antisemitismo. En cambio les da pánico y se convierten en un gallinero.
La dirección del partido debería ir a un curso de capacitación.

 



 
 
 
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