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Mikael Wiehe. Foto: Marisol Aliaga.

 

19 de diciembre de 2011 |COLUMNAS

Se trata de ira contra el capitalismo

Por: Mikael Wiehe. SVD/12-12-2011/

Quiero comenzar agradeciendo a Aron Modig por sus amables palabras sobre mi arte. Me alegra recibir crítica positiva en la sección de debates de Svenska Dagbladet (BRÄNNPUNKT 10/12/11).

También me alegro tener la oportunidad de comentar un par de declaraciones sombre mi creencia política.

Cuando Aron Modig cita de mi canción "Te quitó el banco tu casa" y la llama el discurso del odio, pienso que devalúa una palabra que acostumbra a ser utilizada en los ataques de los extremistas de derecha en contra de los judíos, pero a pesar de todo él entendió el significado de la canción. Es verdaderamente un intento de mi parte de dar una imagen de la desconfianza e ira que yo entiendo existe contra el capitalismo en general y la ideología neoliberal y en particular contra sus defensores. Una ira que crece cuando el fracaso del capitalismo amenaza a miles de millones de personas en el mundo con cesantía, pobreza, desnutrición, enfermedades y muerte prematura. Veo esa ira manifestarse en las calles no solo de Túnez, el Cairo, Sana o Manama, donde la gente se levanta contra los déspotas que han sido obedientes herramientas del capitalismo occidental, sino también en Tel Aviv, Atenas, Londres, Madrid, Lisboa y Paris, donde el futuro de millones de personas está en juego. Hasta en el centro del Imperio se reúne la gente, entre otros lugares en Oakland, Washington y Nueva York, para protestar contra el saqueo neoliberal.

Señalar esto es – como pienso haber dicho hasta el cansancio - no es un acto de odio o desprecio contra los Estados Unidos. (Además, ¿cómo se podría, como el vulgo de la derecha afirma, odiar a todo un país, a todo un pueblo?) Sin embargo es sin duda una expresión de desconfianza contra una política exterior que a costo de cualquier precio humano, social y ecológico trata de maximizar las ganancias de los accionistas de las grandes empresas multinacionales norteamericanas.

También me alegro de tener la posibilidad de matizar lo que se refiere a mi posición hacia Cuba.

No considero que Cuba sea una democracia en el sentido parlamentario europeo occidental. Pero tampoco considero que Cuba sea una dictadura comparable con la de Stalin en la Unión Soviética, Mao Zedong en China, Karimov en Uzbekistán o los generales en Birmania. Pienso que más bien se podría hacer un paralelo con una especie de despotismo ilustrado, como por ejemplo en Suecia bajo Karl XI o en Prusia con Federico el Grande, mesclado con un intento de influencia popular a través de varias organizaciones de masas.

Me opongo a la tradición del caudillo en Latinoamérica, es decir los fuertes gobernantes que se aferran al poder década tras década.

Dicho esto quiero señalar que Cuba, con todos sus defectos ha logrado éxitos sorprendentes en ciertas áreas: la esperanza de vida más alta tanto en América del Norte como del Sur, la mejor atención médica en el continente para su población –que también comparte generosamente con otros países pobres, un sistema educacional altamente desarrollado- abierto también para estudiantes extranjeros, vivienda para todos, erradicación del analfabetismo y un trabajo por el medio ambiente que es elogiado por la ONU. Además de una cultura viva de todo tipo.

Y esto a pesar de un bloqueo económico de EE.UU de casi cincuenta años que es condenado en la Asamblea General de la ONU anualmente (y que todos los años puede continuar gracias al derecho a veto de los EE.UU en el Consejo de Seguridad)

Esto debe verse para entender la increíble fascinación que Cuba representa para los cientos de millones de personas en Latinoamérica y parte del resto del mundo. Para ellos el – relativo - bienestar que existe en Cuba es un sueño inalcanzable comparado con su propia existencia.

Frente a esto está "democratización" de Cuba patrocinada por Estados Unidos.

La gente ha visto lo que esto ha significado para Afganistán. La gente también ha visto lo que ha significado para Irak. Las personas en Latinoamérica saben lo que una "democracia" apoyada por Estados Unidos significó para Chile durante Pinochet, Argentina bajo Videla, Haití bajo Papa Doc, la República Dominicana bajo Trujillo, Paraguay bajo Stroessner, Nicaragua bajo la dinastía Somoza, en Brasil, Perú, Guatemala, Uruguay, El Salvador, y varios países más: cientos de miles de asesinados, millones torturados y millones más al exilio. Para no hablar de los que la política económica aplicada envió a los barrios marginales, la pobreza, enfermedades y pobre educación.

Estamos en Suecia, y afortunadamente no en la situación fuertemente emocional como lo están en Latinoamérica y Miami en cuanto a lo que se refiere a Cuba. También debiéramos poder discutir el asunto en una forma menos dramática. Y si la pregunta solo se hubiera tratado de Cuba, pienso también que esto habría sido posible. Pero como yo lo veo la pregunta se trata en realidad de algo completamente diferente y mucho más grande. Es decir la contradicción entre la exigencia de una maximización de las ganancias de las grandes empresas multinacionales–a menudo de propiedad de EE.UU- para sus accionistas y el derecho a la libertad, justicia y bienestar de los individuos y naciones.

La batalla se trata básicamente de la ¡legitimidad del orden mundial neoliberal! Esto se nota particularmente en la nueva Latinoamérica que comienza a crecer, donde los movimientos populares en país tras país han votado por diferentes formas de gobiernos progresivos que a pesar de las grandes diferencias internas todos se unen en un fuerte deseo de disminuir la independencia del poderoso vecino del norte.

Y esto de Cuba – o quizás sobre todo por lo que Cuba representa y se considera que representa- para esos países es una promesa y una fuente de inspiración. Para las empresas transnacionales –y los presidentes de EE.UU designados por ellos- Cuba se convierte en su lugar en una amenaza que debe ser destruida por cualquier medio, incluso un bloqueo comercial, intentos de invasión, guerra química y biológica y asesinatos.

Pero yo veo una conexión entre la defensa del derecho de Cuba a la autodeterminación y la defensa de los logros que el movimiento sindical, el movimiento de templanza, el movimiento femenino en las iglesias libres, y otras han alcanzado en Suecia. EN ambos casos los opositores son los partidarios de la ideología liberal que ven la posibilidad de ganancia económica personal como la única medida del éxito de un país. Y en ambos casos se esconde la verdadera agenda tras la consigna "libertad" y "democracia".

Yo considero que el inmediata e incondicional levantamiento del bloqueo ilegal contra Cuba es la medida más importante para mejoras para los cubanos a ambos lados del estrecho de la Florida y que el futuro de Cuba debe ser determinado por Cuba y no por Miami o Washington.

MIKAEL WIEHE

Artista

 



 
 
 
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