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Mujer y rosa

Una mujer coloca una rosa roja en conmemoración a los caídos en el doble atentado ocurrido en Noruega el 22 de julio. Foto: El País.es.

 

28 de julio de 2011 |COLUMNA

Utøya nos concierne a todos

Por: Marisol Aliaga

A una semana del doble atentado terrorista en Noruega, amerita hacer un recuento, sacar conclusiones, reflexionar acerca de lo que más nos ha conmovido de esta terrible tragedia que ha afectado al país vecino. Me doy cuenta de que, en mi caso, son innumerables detalles, del flujo noticioso que he seguido con extrema atención desde que supe que una bomba había estallado en pleno corazón de Oslo y que un policía falso sembraba el terror entre los jóvenes del campamento veraniego de la isla de Utøya.

Debo confesar que nunca imaginé el desenlace de esta terrible historia. Muchos conmigo tampoco. Noruega es uno de los países más tranquilos y seguros del mundo, donde al año mueren alrededor de 50 personas, por motivos de violencia (sus habitantes son alrededor de los cinco millones). Si se compara con el ataque a las torres gemelas, el doble atentado mató a más personas por cápita.

También debo confesar que lo primero que pensé, al saber del atentado, fue que el o los culpables serían seguidores de Al Quaeda, al igual que muchos conmigo. Incluso el New York Times publicó, a las pocas horas, que ese era el caso, para después reconocer que había sido una falsa información.

En Estocolmo, los analistas en la televisión se cuidaban extremadamente de sacar conclusiones apresuradas. El tiempo demostró que con razón, la maldad no se personificó en un hombre moreno y barbudo, sino en uno alto, rubio, de ojos azules. Más tarde me dieron ganas de llamarlo "el ángel de la muerte". Otros lo describen como "cara de ángel y mente de demonio". No pienso escribir su nombre, en esta columna.

Sinceramente me dio vergüenza haberles "echado la culpa" a quienes nada tenían que ver con este terror y que, al contrario, eran odiados ciegamente por el asesino de masas más grande de la historia en Noruega.

Pero creo que el hecho de reconocer mis prejuicios es positivo. Pienso que uno debe estar siempre consciente de ellos.

El leer los diarios, ver las fotos, escuchar los testimonios de los jóvenes sobrevivientes de Utøya, ha sido difícil. La pesadilla más grande de todo padre y madre es que algo les ocurra a sus hijos. Esta pesadilla la han vivido muchos padres noruegos. Cada uno de los jóvenes asesinados a sangre fría ha tenido una familia que los esperaba. Son muchas las familias que están de duelo en Noruega.

En estos días en que la juventud en general tan pocas ganas tiene de involucrarse en la política, es admirable que tantos jóvenes hubieran decidido dedicar sus vacaciones de verano para discutir, justamente: política. Y una tragedia sin nombre que un asesino haya podido segar la vida de esos chicos y chicas que querían luchar por un mundo mejor.

- Utøya es un lugar para personas jóvenes que quieren cambiar el mundo…no permitamos que la maldad les arrebate Utøya, que nos arrebate Utøya, dijo el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, al encontrarse con los familiares de las víctimas, el sábado pasado.

El premier noruego ha estado en el campamento de Utøya cada verano, desde 1974, y llama la isla su "paraíso de su infancia".

- Mi paraíso se ha transformado ahora en un infierno. Tenemos que cambiar esto. Recuperarlo, dijo, y pasó más de dos horas abrazando y brindando su apoyo a cada uno de los padres que habían perdido un hijo o una hija y de los jóvenes sobrevivientes de la masacre.

Sin duda que es doloroso cuando una vida joven se apaga para siempre, Stoltenberg ha confesado que ha llorado mucho, durante estos días, y no se avergüenza de ello, al contrario, lo recomienda.

Y sin duda que la reacción del pueblo noruego ante la tragedia que los ha afectado, cual rayo que cae del cielo, ha sido también admirable. Han llorado, se han desahogado y han demostrado que son un pueblo unido que está firmemente decidido a defender una sociedad abierta, democrática y diversa.

Justamente esta sociedad abierta y este multiculturalismo han sido lo que este desquiciado se propuso atacar, tratando de causar el máximo daño, ocasionando el mayor dolor. Atacó al corazón mismo de la socialdemocracia noruega, a la casa gubernamental de Noruega, apuntando a Stoltenberg con un coche bomba, y queriendo destruir toda una futura generación de líderes de la socialdemocracia, en la isla de Utøya. Un plan maquiavélico, pero, para este ultranacionalista, el internacionalismo de la socialdemocracia es una traición a la patria, y hay que aniquilarlo de raíz.

Nadie se percató del peligro que significaba este terrorista rubio que piensa que es necesario iniciar una cruzada para salvar a Europa del islamismo y del marxismo cultural.

Nadie sabe si está solo o si es parte de una red internacional (o, mejor dicho, si la policía lo sabe, guarda silencio). Al contrario de lo que algunos medios aseguran en otras latitudes se sabe, a ciencia cierta, que pertenece a la ultraderecha europea y simpatiza con los movimientos neonazis.

Al poco tiempo del atentado, el dirigente del partido ultraderechista sueco Demócratas de Suecia (SD), Erik Hellsborn, sostuvo que "la masacre en Noruega era un resultado del multiculturalismo". (Ver artículo - haga clic).

Obviamente, su jefe, Jimmie Åkesson, lo aleccionó, y poco después tuvo que retractarse. Otro político del partido y miembro del parlamento, Kent Ekeroth, escribió en su cuenta de Twitter, poco después del atentado: "¿Alguien que se atreva a adivinar quién está detrás de las bombas en Noruega?" y, poco más tarde: "No, no los voy a llamar islam fóbicos".

Personalmente pienso que es todo lo contrario. Toda esta paranoia respecto al "peligro musulmán", a la "conquista del islamismo", a la "amenaza cultural musulmana", contribuye a que lo poco de cordura que queda en un hombre que desde ya se le hace difícil distinguir la realidad en la que vive con la ficción del juego "World of warcraft" se distorsione por completo. Que considere que el mundo cristiano occidental se encuentra en estado de guerra, y que hay que defenderlo.

Por lo demás, también un periodista escribió esto, se llama Ulf Nilsson, es columnista del Expressen, y harto trabajo ha tenido tratando de convencer a los lectores de que no es racista.

Los partidos xenófobos y populistas, que gracias a la paranoia del "nine eleven" y "la amenaza musulmana" se encuentran en los parlamentos de todos los países europeos, difunden el odio y se nutren del miedo. Todo este miedo que transmiten: miedo a que el islamismo conquiste el mundo, miedo a que los inmigrantes les quiten los puestos de trabajo, miedo a que les violen "sus" mujeres, miedo a perder su "suequidad" (en el caso de Suecia, aunque ni siquiera saben que rayos significa) puede, tal vez, ocasionar corto circuito en una mente desquiciada, lo cual puede conducir a que la persona se transforme en una máquina de matar.

Pienso que el vienes negro de Noruega nos concierne a todos. Un consuelo sería que la muerte de setenta y siete personas, producto del doble atentado en el país del norte, nos haga reflexionar a todos. El amor es más fuerte que el odio.

 

 

 

 
 
 
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