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La envidia.
 

19 de diciembre de 2010 - COLUMNA


La envidia

Por Juan Mella

Cuando supe que iba hacer papá me alegre tanto, que me dieron ganas de llorar y gritarlo a todo el mundo. Al mismo tiempo mucha gente se acercó a mí, con mucha alegría y deseos de felicidades. Pero ¿saben? El ser papá también causa envidia. Y no es tan fácil como uno piensa. Muchos no pueden ser padres; otros quieren, pero no pueden etc. Yo, en lo personal, he sentido la envidia de muchos. La vida ha sido muy buena conmigo y estoy muy agradecido porque me ha tratado muy bien. Me ha dado una esposa que me ama y me apoya. Ella es un pilar importante. Tengo un trabajo que me ha hecho crecer como persona, y mis jefes me han dado la oportunidad de crecer dentro de la empresa. Además, tengo una perrita que me adora. Que más puedo decir: ¡Gracias! a la vida, simplemente.

Un viejo amigo que tuve una vez, siempre tuvo otra forma de ver la vida, otra forma de entenderla, otra forma de vivirla. Recuerdo como ayer las palabras que me decía: respeta a quien respeta a los demás, y también serás respetado. No midas a las personas por lo que tienen, sino por lo que son. Pero, como joven, al fin nunca entendí lo que él me quería decir, hasta que me tocó sentarme en su lugar y demostrarlo.

Yo aprendí que la envidia es una herramienta vital, y que se puede utilizar como un medidor. La envidia divide al amigo del traidor, la envidia sólo acompaña a las personas que tienen alguna forma de éxito en sus manos. La envidia puede estar tan cerca de ti, como dentro de tu núcleo, tu casa, tus vecinos, tus familiares, hasta en tu mismo trabajo. En todas partes se la encuentra, en todos planos. La envidia se disfraza de abrazos, agradecimientos, felicitaciones, incluso hasta en el amor. La envidia no tiene sexo, etnicidad, ni, mucho menos, edad. Sólo tú podrás ser capaz de separar la envidia de la bondad, si nadie te envidia, es porque algo anda mal.

También me dijo este amigo: Juan, de seguro la vas a encontrar en tu camino. La envidia es un sentimiento del sector que nunca logró nada, que se quedó en la misma esquina no haciendo nada. La envidia es la sangre de mucha gente. La envidia es un medidor que nunca miente. La envidia no es problema, hasta el momento en que tú la sientes.

 

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