Logotipo

Portada Suecia América Latina Mundo Multimedia
 
 
El calendario Maya
El calendario Maya anuncia el fin del mundo el 2012. Foto: radiorebelde.cu
 

21 de mayo de 2012 | COLUMNA |

Profetas de calamidades y pensadores positivos de futuro

Por: Víctor Aquiles Jiménez H.

Tengo mi familia en Chile, mis lazos afectivos, mis esperanzas e ilusiones y cada vez que me voy a dormir pienso en ellos y en el momento en que nos encontremos alguna vez, mas me queda el sabor del derrotismo en la boca cuando converso con alguien de mi patria, porque está presente en las conversaciones un "adiós, por si no volvemos a encontrarnos" es decir un aire de cordial fatalismo, por la amenaza de un acabo de mundo inevitable que va o puede ocurrir en cualquier instante.

Todos, en mayor o menor grado demuestran en sus conversaciones por chat, correo electrónico o teléfono, etc. que lo inexorable ha de ocurrir y los argumentos más sólidos que refrendan pensar así es que tiembla muy seguido y tenemos una serie de terremotos como referencia de peso en los argumentos de la gente. Yo antes de salir del país en 1986 viví tres grandes terremotos, lo suficientemente fuertes como para tenerle muchísimo respeto y temor.

Hoy noto que, aparte de la cultura sísmica que tenemos, que ha propiciado una buena educación de salvataje, con alarmas y evacuaciones bien organizadas para hacer frente a terremotos y tsunamis, que es precisamente lo que hay que impulsar y entrenar, para evitar el pánico y sus consecuencias y salvar el máximo de vidas y de bienes, debe desterrar el miedo irracional. La actual organización chilena es una manera humana inteligente de responder a la naturaleza, impidiendo el descontrol por pánico en los minutos que duran estas manifestaciones. Hoy la organización es posible gracias a los medios de comunicación masivos, a las herramientas disponibles y a que el conocimientos de los fenómenos telúricos permiten preparar la defensa exitosamente con el menor número de víctimas, en el mejor de los casos. Esto es tener una cultura cívica frente a las catástrofes naturales.

Llama la atención que paralelamente a esta cultura de supervivencia y organización pautada para hacer frente a las catástrofes naturales haya otra que a mayor velocidad ha calado en la cultura sin distinción de jerarquías sociales en el país, que es la "cultura del fin de acabo de mundo, abundante en profecías, profetas" que ya han dicho, escrito, amenazado o presentado como científicas, afirmaciones a veces irracionales, cálculos, números y símbolos que predicen acabos de mundos a gusto. Cualquier cosa vale para explicar que tenemos el fin del mundo ante nosotros y es algo inminente y tonto quien lo niegue, porque está hasta "escrito ".

Y contamos con el Apocalipsis, y las profecías mayas, y otros enunciados terribles para asegurar el fin del mundo. A mi juicio tenemos que clarificar qué entendemos por fin de mundo: ¿que el mundo se hace polvo?; ¿que hay un acabo de civilizaciones?; ¿de la especie humana? Sobre lo primero no tenemos ninguna certeza que lo alcancemos a ver, de llegar a suceder, a menos que tengamos mucha mala suerte, pero no es tan sencillo que un planeta al que le ha tomado 5.000 millones de años en formarse hasta nuestros días que de pronto estalle en llamas en un segundo, si fuera así no nos alcanzaríamos a dar cuenta y veo difícil que pueda ocurrir.

En cuanto a civilizaciones, esto es mucho más fácil y sencillo de comprender por cualquier estudiante desde la escuela básica en las clases de historia, los libros e Internet. Son muchas las civilizaciones brillantes y poderosas que han desaparecido relativamente en corto espacio de tiempo a escala geológica se entiende, desde la griega, la romana, y la nuestra, entre otras poderosas culturas euroasiáticas por citar con simpleza algunas. De todas ellas y de su grandeza quedan solamente ruinas. Culturas basadas en la superioridad de una raza sobre otras, de la fuerza y efectividad de las armas sobre otras, es una evidencia cercana a mi generación y las nuevas al acceder a una información fresca en la que todavía quedan supervivientes. Los jóvenes de hoy, en edad escolar, raperos y futuros intelectuales e historiadores, y jóvenes desesperados de no encontrar oportunidades de desarrollo y de un futuro promisorio pertenecen a la cultura de la "crisis" podríamos llamarlos así "hijos de la crisis", porque esa palabra la ven en todos los espacios, y medios, la sienten en el estómago, en sus lechos, en la educación frente a profesores con caras resignadas. Lo bueno que tiene para estas generaciones es saber que sí o si la época de "crisis" tiene que acabar. Nadie sabe como comienza la decadencia de los grandes imperios, aunque siempre hay lo que llamamos el factor de corrupción en todas ellas. No nos podemos explicar o no queremos entender cómo comenzó esta "crisis bancaria o económica", peor que las plagas de la Edad Media o de las dos guerras mundiales. Esto es un acabo de mundo, un fin de mundo para una determinada manera de vivir, de entregar valores y de vivir. No sirve entregar el destino de nuestros hijos a los banqueros y su entorno, no se ve que sea el camino hacia la prosperidad y desarrollo de la especie. Las circunstancias nos dirán qué hacer, cómo salir de esta otra vez.

He escuchado decir a los expertos, biólogos, neurocientistas, conductistas, antropólogos, etc. que el cerebro humano está diseñado para sobrevivir y que siempre intentará sobreponerse a las dificultades y nosotros como especie interactuamos unidos frente a las contingencias, entre más severas con mayor unidad. Con esa capacidad innata de nuestros cerebros sabemos entonces predecir que la especie humana está destinada a permanecer sobre la faz de la tierra por las catástrofes naturales como a las de su propia cultura. Y entre más experiencia tengamos más facilidad tendremos de quemar etapas, adaptarnos y salir airosos. Mientras no utilicemos la experiencia volveremos a comenzar.

Como sabemos generalidades solamente de casi todo, y los expertos se quedan en sus reductos a la espera de ser consultados sobres sus materias, nos dicen que el cerebro está "diseñado" para sobrevivir tanto individual como colectivamente y no hay recetas escritas más que las que tenemos que rigen nuestra moral y costumbre en cada región y pueblo; como las leyes del tránsito, las hay para el mundo terrenal, como espiritual. El cerebro y la conciencia colectiva sacará las recetas o receta adecuada para enfrentar un nuevo período a ese futuro que tendremos que tener alguna vez, si es que le ponemos tierra a la utopía para que germine.

Lamentablemente no vemos prospectores de una sociedad futura, sino que sólo intuimos o nos basamos en satisfacer las necesidades básicas del ser humano para dar por concluido el desarrollo de la sociedad, otros anuncian un mundo espiritual más elevado pero ¿elevado en qué? ¿cómo, qué es lo que hay que corregir desde ya, la falta de espiritualidad, la espiritualidad confusa? Las matemática exactas no nos sirven para construir un mundo basado en cálculos porque el hombre es impredecible, si bien es cierto el hombre puede chocar varias veces con la misma piedra, no sabemos por qué lo hace, antes de evitarla o decidirse a sacarla. Sabemos que una piedra en el camino puede ser un obstáculo como un grano de arena en el zapato para continuar nuestro andar, hasta que no aprendemos eso, no podemos caminar tranquilos, y el futuro en sí es como una piedra gigante que tenemos por delante, o un grano de arena en el zapato y ante de resolver esa disyuntiva apartando la piedra y sacando la arena o guijarro del zapato preferimos la comodidad irresponsable de vivir aturdidos solamente el presente, de nosotros depende el futuro.

En el curso de mi vida he leído un poco sobre los profetas, me ha obsesionado un tiempo el tema y he llegado a pensar que los profetas están solamente para dar malos presagios, malas noticias, porque las malas noticias se propagan con rapidez y las probabilidades que se hagan realidades tienen un gran margen de posibilidades porque se alimentan de nuestros temores y errores. Por ejemplo que un profeta anuncie: calamidades, guerras, enfermedades, plagas, catástrofes naturales, va a la segura porque todo eso va de la mano con nosotros. ¿Profetas que anuncien buenas nuevas y un mundo mejor, venciendo a la muerte incluso? Lo tenemos en el cristianismo, con las palabras y ejemplos de Jesús. Profetas de un mundo mejor, de la felicidad, no no la hay expresamente, sólo interpretaciones de cientos, miles de textos del mundo que se asocian a Jesús.

El tema de mirar el mundo con optimismo, profetizar un mundo superior no lo tendremos claro hasta que no lo inventemos con una alta dosis de clarividencia, porque ahora ese mundo superior en bienestar y espiritualidad llega y lo viven algunos "iniciados" y ricos, en pequeños grupos, clanes o individuos solitarios que andan en busca de la "verdad", verdad que no es otra cosa que el sentido de la vida, de sus vidas pero no de la sociedad, de la que formamos partes todos. El rico defiende su sistema y el pobre trata de romper el suyo.

Volviendo a los profetas de las catástrofes, no debemos hacerles caso, sino que estudiar nuestro entorno, nuestras sociedades, nuestras conductas, utilizar la experiencia de la gente mayor, utilizar la fuerza y bríos de la juventud, las maquinarias y tecnologías, el conocimiento de la naturaleza, la comprensión y el amor a ella para hacer frente a las contingencias que demandan las emergencias para sobrevivir como especie, solidariamente.

No hay manera de profetizar acontecimientos futuros, pero si prospectarlos, proyectarlos, trabajar desde ya por construir un bienestar para todos, y eso es un trabajo pendiente. Tampoco hay ninguna capacidad especial para predecir un acabo de mundo, ni mensajes claros, precisos, contundentes, fiables de que vaya a ser así. Todo se basa en aprovecharse de nuestros miedos atávicos a la muerte, a la desgracias, dejar de disfrutar de los sentidos, a perder lo que tenemos y a nuestros seres amados. El peso de conciencia que tenemos de no esforzarnos por ser mejores con nosotros mismos, con nuestros congéneres, con los animales, el medio ambiente y con nuestra espiritualidad que ahogamos para no esforzarnos a través de ella, nos hace temer un merecido castigo, cuando eso no es así.

Chile es un país alfombrado de volcanes, lo lógico es que tiemble más que en otros sitios, sin ser los únicos tampoco, y hay que vivir de acuerdo a esa realidad lo mejor posible, como en otras latitudes del planeta que tienen diferentes calamidades naturales y humanitarias.

Una de las capacidades que tenemos que activar en nuestros cerebros es la de aprender a pensar positivo, practicar pensamientos constructivos y altruistas todo el tiempo que sea posible, primero comenzamos con nosotros, luego vamos expandiendo a nuestro entorno nuestros pensamientos benignos, optimistas, constructivos y amorosos, luego a la sociedad total. No es sencillo pero debiéramos intentarlo, así podremos crear idea de cómo podemos hacer un mundo mejor con la potencia activa de nuestra mente.

Lo primero que lograremos es vencer al miedo y eso es un gran paso.

Y a vivir porque hemos nacido para ser felices.


 

Columnas anteriores:

Un recuerdo y un viejo cuento sobre mi madre

Carta abierta a Isabel Allende Bussi - el derecho a voto

De un rey a otro rey

La guerra de los viejos y el FMI

La naturaleza del perro

Poesía en tiempos difíciles - Tributo a Jonás

Tema: psicópatas en serie

¿Es posible la creación del hombre-planta, que se alimente solamente de luz solar?

A un año de la catástrofe en Japón

¿Las blancas estelas de humo en el cielo es una señal de la guerra "psicofísica?"

El hilo del amor en páginas viejas

Los senderos de la vida y los recodos del alma

Realidad lo soñado

Recuerdo de una foto en sepia

Siempre hay una primera vez

La virtud y el pecado, la honradez y la corrupción

Un departamento mágico

Buenos propósitos

Papá no te duermas - Cuento navideño

La infancia en el campo de batalla

Hablemos de una realidad específica - Segunda parte

¿Soñar no cuesta nada? - Primera parte

El origen de una aracnofobia

Apuntes sobre el inconsciente: sueños, tincadas, percepciones e intuiciones

 


SI UD. TIENE ALGUNA CONSULTA QUE HACER, ENVÍENOS UN CORREO ELECTRÓNICO CON SU INQUIETUD A: magazinlatino@gmail.com Y ESTÉ ATENTO/A A LA RESPUESTA EN NUESTRA PRÓXIMA EDICIÓN.


 
 
 
Copyright 2012 © Magazín Latino

All rights reserved.