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16 de mayo de 2013 | COLUMNA |

Las regresiones

Por: Víctor Aquiles Jiménez H.

Si fuera posible viajar al pasado pagando un pasaje y descender siglos, o miles de años y luego regresar a gusto como quien ha tomado un avión por el mundo sería maravilloso, pero eso es imposible y difícilmente sea posible en el futuro para cualquier persona, siendo solamente un tema de estudio para los físicos y escritores de ciencia-ficción en la actualidad, pese a ello ha quienes ofrecen viajar al pasado a través de "las regresiones" ¿y qué son las regresiones? Como su nombre lo dice, regresar a un sitio, en este caso al pasado, y hay quienes ofrecen esa posibilidad con una soltura de cuerpo envidiable, como que fuera llegar y acostarse en una camilla, luego de unos pases mágicos irse al pasado, para sumergirse en remotas épocas reviviendo existencias olvidadas de su alma viajera.

Cada cierto tiempo se ponen de moda dentro del concepto creencias, nuevas alternativas, como son las de "viajar al pasado" utilizando por lo general la hipnosis o una sugestión, y está lleno de ofertas en Internet especialmente de profesionales que se ofrecen sin tapujos como especialistas, con reconocimientos en ciencias diversas por lo general orientales con llamativos nombres, entre más llamativos sean, más parecieran impresionar a los clientes. Se ofrecen regresiones a secas, para conocer quiénes fueron en el pasado, y regresiones para fines terapéuticos, de sanación y la lista es larga y pareciera todo muy normal y las autoridades en algunos lugares no tienen restricciones para ello, porque las "regresiones" parecieran inocuas, que no producen daños secundarios ni colaterales porque es algo estrictamente personal, cuestión de cada cual y de su fe en estas cosas.

Hace algunos años, para ser exacto tres, por segunda vez luego de un intervalo de un año me escribió una señora de un país europeo para preguntarme si yo podía hacer regresiones, y lo primero que le pregunté de cómo me conocía y por qué suponía que yo pudiera realizar ese tipo de intervenciones y su respuesta no me dejó muy conforme porque me dijo que había visto esto en Internet y que una persona me había recomendado, eso lo encontré más probable. Más preocupado por el problema que investigar como supo de mí desde tan lejos, le dije que me contara su caso y ahí se explayó con mucho pesar porque se trataba del comportamiento de su hija adolescente, claro, me interesó de inmediato, porque yo también comenzaba entonces a tener una hija adolescente. Luego de escucharla atentamente, la mujer me entregó una larga lista de problemas de su hija, de los médicos, psiquiatras, orientadores escolares, profesores involucrados, remedios, sedantes, etc. Ella pensaba luego de tantos años de lucha por su hija sin resultados a qué atenerse, que el problema podría estar en el pasado de su hija, en "otra vida". Se veía que sufría mucho y que la desesperación la llevaba a buscar soluciones porque estaba desesperada y temía por la salud de su hija, la de ella y de todo el entorno familiar. Insistía con eso de la regresión y hubo un momento que le dije que en el país donde ella vivía debía haber profesionales de la hipnosis acreditados que tal vez pudieran realizar una regresión o varias, pero lo que es yo no estaba autorizado para ello y además debía considerar la lejanía que teníamos y mis honorarios y me rogó que por el idioma, por el trato y confianza que yo le daba estaba dispuesta con su esposo a correr con esos costes. Le volví a decir que no se trataba de eso, que yo sabía hacer regresiones pero consideraba que tal vez ella depositaba una fe enfermiza en algo que desconocía para qué pudiera servir, y que en manos de gente que se aprovecha de las necesidades reales de las personas ofrecen este tipo de servicios sin un control de las autoridades el efecto podría ser peor.

Como digo, el caso de la señora, del amor y preocupación por su hija me desarmó porque veía que necesitaba apoyo y le pedí que me contara todo lo que quisiera, le sugerí que no se guardara nada, todo desde el nacimiento mismo de la niña hasta el presente. Durante días estuvimos escribiéndonos largos correos electrónicos, así la señora aprovechaba de desahogarse también de las penas que la situación le producían. Hablamos de su hija, de cuando comenzaron los cambios de personalidad, de conducta, de esto y aquello, de su oposición a todo lo que pareciera autoridad, etc. Le pedí además que me confiara documentos de los resultados que le daban a ella los especialistas médicos, psiquiatras, psicólogos, las opiniones de los orientadores de los colegios donde estudiaba, de los profesores, directores, de las medicinas, como bien dije, para tener un mapa en mi mesa y ver cómo podía ayudarla, sin viajar yo a su país y menos a hacerle una regresión a su hija adolescente. Luego de eso le pedía a la madre que me contara su vida, su situación conyugal, estado civil, etc. y si había casos en su familia de problemas mentales, pensando que pudiera la niña tener un trastorno bipolar genético que era lo parecía ser más posible, ya que los antecedentes médicos apuntaban a esa dirección como causante de la triste situación familiar por la que pasaban todos en su familia. Ella averiguó esos antecedentes en su familia en el país de origen y el resultado fue negativo, no había antecedentes, luego le pedí que averiguara lo mismo en la familia del padre de la niña y de sus familiares, tampoco había antecedentes de enfermos mentales, pero sí casos de dependencia a las drogas.

Estuvimos algunas semanas y yo me sentía conmovido, deseoso de ayudar a esa familia, especialmente a la chica y le pregunté varias veces si ella misma creía que con regresiones su hija podría sanar, y no sabía qué contestarme, y yo le decía entonces por qué buscaba ese tipo de tratamiento y su respuesta era porque los servicios de atención mental oficiales no ayudaban a su hija, sino que la calmaban artificialmente y nadie llegaba al hecho, al origen de su trastorno y que eso la llevaba a ella a buscar alternativas, y como si fuera poco la aislaban. Yo le dije que la hipnosis podría ayudar, pero que si era bipolar era muy difícil que hiciera efecto, pero podría coadyuvar eso sí con la medicina y el tratamiento psicológico que tenía. La niña no era aceptada en ningún colegio, tenía un comportamiento agresivo, insociable y un desapego por todo y pasaba en un estado de tristeza o distimia que duraba días, a veces parecía revivir con gran euforia, pero eso duraba muy poco, las autoridades de la ciudad le ofrecían la alternativa de llevarla a un centro especial sin darle muchas esperanzas. La situación era insostenible para la pobre madre y por cierto para su pareja y otra hija menor. Por eso creía que una regresión podría ayudar, y yo le hacía ver que eso era más superstición de su parte con respecto a tema de moda, expandida por legos en la materia que de la noche a la mañana adquieren ciertos conocimientos y se sienten expertos y abren consultorios para aprovecharse de las necesidades de las personas o de los curiosos por experimentar nuevas sensaciones de moda.

Me tomé algunos días, estudié los informes médicos y psiquiátricos, miré los antecedentes que me entregó su madre de su propia vida, luego la del padre de la hija, de su hermana pequeña y busqué posibles causas sociales sociológicas, hasta que fui encontrando algunas que pudieran haber influido primero en la emoción de la niña y luego en la conducta hasta que se convirtió en una patología, creo haber hallado el punto que detonó la situación y ofrecí vías de salida a esa difícil y terrible situación, pero que tomara mis consejos como una sugerencia, que consultara con su pareja, con su hija enferma, con su hermanita y si deseaba con los profesionales que la atendían, sólo para informarles que ella buscaba todas las alternativas para recuperar a su hija. Le escribí una larga carta, paso a paso, haciéndole ver que si no era bipolar, podría recuperarse plenamente, y que si fuera bipolar la medicina tendría que ayudar mucho también. Como digo hice mi oferta, mi propio diagnóstico del origen de los problemas en este caso sociológicos y los consejos para ayudar a su hija, a ella y la familia.

Pasaron días, creo meses, y un día recibí una hermosa carta de gratitud, diciéndome que había comenzado con el plan que le sugerí, que notaba ella una disposición de su hija a colaborar y que veía por fin una salida y me preguntaba cómo podría pagarme.

Esta es una de las historias que tengo como profesional de la hipnosis, aparte de escritor, y he sacado el asunto por el tema de "las regresiones". En mis estudios de esta disciplina, se nos enseñó que las regresiones son perjudiciales, no es lo mismo hacer una regresión a una edad del paciente que guarde en su memoria recuerdos de sucesos reales acontecidos en vida que hacerle creer que viaja a vidas pasadas, 200, 300 años o más atrás o miles y que ha sido un noble, un plebeyo, un asesino o un asesinado, tantas cosas que se le pueden ocurrir al paciente con imaginación, guiado por un gurú más que por un profesional acreditado y responsable del tratamiento.

Uno de los problemas con "las regresiones" son las iatrogenias derivadas, es decir consecuencias negativas del tratamiento por las técnicas empleadas en estos procesos por personas no cualificadas que ofrecen servicios a gente inocente en la materia. Una regresión hecha irresponsablemente puede conducir a generar una enfermedad traumática donde no la hubo. Un ejemplo puede ser que un cliente se hace por curiosidad una regresión "a otras vidas pasadas" y descubre que fue asesinado por un pariente, o que el mismo fue asesino. Al salir "del trance" agregará a su memoria un falso recuerdo que podrá salir en cualquier situación emocional y convertirse en un serio problema. Este ejemplo basta para entender que las regresiones no tienen una base científica demostrable y que entran al campo de las sugestiones, por lo tanto, lo mejor es pensarse el asunto y no intentar jugar con este tipo de experimentaciones.

Este tema me ha permitido escribir mi ensayo-novela LA REGRESIÓN El lado oscuro de la memoria, por eso digo, el lado oscuro de la memoria, porque si llenamos nuestra memoria de falsos recuerdos podremos transformar nuestra tranquila vida en un infierno en el presente.

Más adelante retomaré el tema.

 

 

 

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