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Isabel Allende  y Michelle Bachelet

La Presidenta del Senado, Isabel Allende Bussi, y la Presidenta Michelle Bachelet, el día de la cuenta pública en Chile. Foto: Isabelallendebussi.cl.

 

06 de junio de 2014 | COLUMNA |

21 de mayo, primera cuenta pública en Chile

 

Por: René Barraza Pizarro

 

Una suave lluvia presagia un invierno lluvioso y el término de años de sequía. Al costado la cordillera luce su primer traje blanco, lo que nos da la alegría de reconocernos en este territorio de mar y montaña, un cordón cordillerano que siempre ha sido testigo y compañero de nuestra historia y nuestro derrotero como pueblo. En el Salón Plenario del Congreso de Chile, en Valparaíso, a las 9:30 de la mañana el Himno Nacional da inicio a la primera Cuenta Pública del reciente y segundo gobierno de Michelle Bachelet.

Sin duda, los comentarios finales se centrarán en la promoción de la reforma tributaria que busca los recursos necesarios, US$8.200 millones de dólares, equivalente a un 3% del PIB y que persigue implementar las transformaciones ineludibles que demanda urgentemente el pésimo sistema educacional con que cuenta el país, así como la tremenda inequidad social generada por una nefasta distribución de la riqueza y los flagelos que ello conlleva en materias de salud, vivienda y pensiones.

Como es habitual, los detractores argumentarán estancamiento económico; pérdida de inversión internacional; recarga tributaria, que principalmente afectará a la clase media y a las pequeñas empresas; y otros silogismos menos asertivos que promueven ideas del terror y holocausto económico. Por otra parte, algunos promotores, erróneamente, caerán en frases apasionadas, como lo hiciera el vocero de la nueva mayoría y senador Jaime Quintana, quien señalara que el gobierno pondría “una retroexcavadora, para destruir los cimientos anquilosados del modelo neoliberal impuesto por la dictadura”.

Aunque la locución la considero genial y una máxima para el bronce, la cual está a la altura de su formación profesional, licenciado en letras, no lo comparto. Como país no debemos caer en la agresión o descalificativos, ni a la generación de ideas que crean planos antípodas innecesarios. Por el contrario, se requiere de la voluntad de todos para lograr la conciliación de ideas antagónicas, de tal manera de hacer de nuestra querida patria un país más justo, con una educación que este a la altura de nuestra gente y las nuevas generaciones.

La educación en Chile no está en crisis, está muerta. Y como nación tenemos la obligación de reconstruirla, no por capricho, sino porque es la fuente primordial, el motor básico y pilar esencial de un pueblo y su futuro. Si queremos alcanzar la meta de un país desarrollado, sobre todo si queremos que éste desarrollo sea sólido y estable, debemos hacer los cambios, hoy y no mañana. La educación es el eje de las capacidades, la promoción de las competencias y las nuevas ideas; la adecuada preparación educacional de una población ya no es un derecho, sino que es la inversión imprescindible de toda nación, para el logro económico exitoso y sustentable.

El fin es mejorar, avanzar como pueblo y no generar discusiones doctas, pero vanas. La problemática existe, estamos en un país en que el sistema neoliberal existente cometió un acto homicida y produjo el genocidio educacional de su pueblo. Las encuestas señalan que el 84% de la población chilena no comprende lo que lee, lo cual claramente está dado por otra cifra igualmente nefasta, el 80% de la población no lee en Chile. Si analizamos estos factores, concluiremos que son muchos los cambios que se necesitan, entre ellos se podría citar:

 

¤ Tener un canal nacional de gobierno, en donde sea posible masificar un espacio alternativo, distinto a la cultura chabacana y de farándula soez de los canales abiertos existentes. Un canal de gobierno que promueva programas culturales para los distintos sectores y estratos; que promueva la pintura, lectura, gastronomía y el arte en general; que permita el espacio de actores a nivel nacional, infantil, juvenil y todos los grupos etarios, de tal forma de generar inquietudes intelectuales en la población.

¤ Eliminar el impuesto al libro y crear una Editorial Nacional, a objeto de reducir costos y masificar la lectura.

¤ Extender los horarios de las Biblioteca Municipales, de tal forma que la población tenga acceso a libros. Actualmente las bibliotecas sólo atienden de lunes a viernes, cerrando antes del término de la mayoría de las jornadas laborales.

¤ Generar una buena política nacional de formación de docentes; sueldos acordes, de tal manera de incentivar y motivar el ingreso a la docencia de los estudiantes más brillantes y con vocación.

 

Así como estas, se pueden enunciar varias propuestas, pero es forzoso aunar voluntades e iniciar los cambios. Para ello es preciso generar las reformas tributarias, dar término a una educación municipal y asistir a todos los niveles de formación desde los párvulos hasta la educación universitaria. La economía viable de hoy y del futuro, demanda por sensatez, una educación de calidad. Las economías requieren competitividad, eficiencia e innovación y estas capacidades obviamente se sustentan en invertir en el capital del país, incluyendo su Mano de Obra. Una empresa con malos trabajadores no es eficiente ni competente, una economía con empresas no competitivas, no lleva ni sostiene el crecimiento.

Por lo anterior, es ilógico continuar siendo pasivos e indulgentes frente a esta problemática. La Patria y su horizonte temporal lo demandan. Entonces, que los detractores y animadores den todo lo mejor para la consecución del objetivo, esa es la tarea de hoy, de Chile. Y si las reformas tributarias pueden implicar una contracción de la economía, que los expertos utilicen todas las otras herramientas y medidas económicas necesarias, que permitan reducir el impacto. No se trata de luchar por preceptos ni absolutismos económicos, nadie plantea eliminar el sistema de libre mercado, pero sí es necesario mejorarlo y potenciarlo, de tal forma que sea un país desarrollado en toda su expresión y no sólo en sus índices, que son el producto de una gran población que acepta producir sin acceso a una vida digna.

 

 

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