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19 de noviembre de 2012 | COLUMNA |

La necesidad de repetirse

Por: Víctor Aquiles Jiménez H.

Es increíble cómo nuestras vidas están diseñadas para repetir en actos infinitos, y que teniendo la capacidad para darnos cuenta de ello, pasamos desapercibidos. Bien, sabemos que los movimientos controlados por el sistema autonómico central, controlados por el cerebro son los encargados de esa función. Entonces esta función automática, autónoma e independiente de nuestra voluntad es la que nos gobierna prácticamente en todo hasta el momento de morir.
Esto es así en animales vertebrados e invertebrados donde es la Naturaleza que en su diseño ha resuelto esta función en animales tan complejos y simples como una ameba y el ser humano.

Al ser un mecanismo del que no tenemos conciencia, el intelecto, o la función cognitiva humana no repara a no ser desde el punto de vista médico o científico neurobiológico o de los conductistas, psicólogos, sociólogos, etc. Pero esta función por pasar tan poco controlada por el consciente, lo que tampoco es recomendable para no influir en nuestro mecanismo autónomo de control de los reflejos y labores de todos los órganos de los que estamos compuestos, de las vísceras, los músculos, nervios, los reflejos, etc. no da para filosofar ni para componer un poema automático, reflejo de un impulso cerebral creativo de alto nivel en contenido y emocional, porque las emociones no son automáticas ya que requieren otro origen para hacerlas comprensibles y transmisibles, debido a que a través de ellas nos comunicamos, bien, mal o regular, por lo tanto las emociones son elaboradas y controladas por nuestra conciencia.

Sería monótono escribir el mismo poema, o dar la misma arenga o sermón siempre, aunque haya gente tan automatizada que necesita para entrar en un estado especial esa monotonía, esto es utilizado en la política como en los oficios religiosos. Pero vuelvo al tema, suerte que seamos organismos tan perfectos que no necesitemos interferir en nuestros movimientos automáticos so pena de afectarlos, por ejemplo, influyendo en la respiración o latidos del corazón, hay personas que han muerto al meterse ahí a experimentar con cierta inocencia o con un temor enfermizo de que esas tareas automáticas dejen de funcionar por sí mismas. Sin embargo, con una instrucción adecuada se puede sacar provecho de esas funciones automáticas, esto es algo reciente, aunque se ha practicado por milenios en diferentes artes y deportes que exigen un control severo de los reflejos, como las artes marciales o deportes de competencia donde las habilidades automáticas deben ser controladas como en el tenis; tenis de mesa; esgrima; gimnasia rítmica, etc.

No hace mucho los expertos neurocientistas, biólogos y fisiólogos, a esto le han puesto un nombre: Técnicas propioceptivas, que son el adiestramiento de movimientos automáticos para realizar actividades muy complejas y delicadas de coordinación, cálculo, movilidad y precisión. Estos son los entrenamientos que realizan los deportistas de élite como el de las niñas que saltan sobre una barra y hacen unas piruetas que nos dejan asombrados. Estas técnicas pueden utilizarse en muchas cosas, relacionadas con los reflejos humanos donde se requiere el máximo de precisión, pilotos, astronautas, etc. por poner ejemplos.

Para el común de los seres vivos nos bastan algunos reflejos "sencillos" basados en nuestros sensores que automáticamente nos permiten caminar entre muchas personas sin chocar, comer, conducir un vehículo, una bicicleta, bailar o tocar en una orquesta o conjunto, donde nos basta básicamente el buen oído o una partitura que nos hace entrar en el momento oportuno en la melodía que estamos ejecutando acompañado de otros, dirigidos por el pulso eléctrico del director que es el que representa el cerebro en ese momento en el concierto mandando sobre los músicos que por si solo tocarían desordenadamente.

Y todo es así preconcebido y automatizado, tanto aquí abajo en la Tierra como en el universo. El doctor ruso Ivan Pavlov el siglo pasado, al experimentar con sus perros luego de estudiar sus reflejos ante los estímulos obtuvo el Premio Nobel de medicina por ello, a eso lo llamó reflejos condicionados, materia muy interesante.

Saliéndonos un poco de esta sencillas presentación neurocientífica y biológica podemos seguir con el tema del automatismo de tareas que hacemos a diario, millonésimas de veces por gusto en nuestras vidas completas, como escuchar ciertas canciones que yo he acuñado como canciones psíquicas, es decir aquellas canciones que archivamos en la memoria cuyas letras o melodías evocan ciertos recuerdos o sensaciones que nos harán reír, llorar, influyendo en nuestras vidas. Canciones que escuchamos hasta en nuestros sueños. Otras funciones repetitivas puede ser mirar a las estrellas cada vez que estamos con ellas sobre nuestras cabezas o a la vista, no obtenemos más que una calma, lo que puede ser debido a una descarga de serotonina de nuestro cerebro, la serotonina es un neuropéptido encargado de la felicidad, lo mismo cuando hay un día luminosos de sol que nos produce el deseo de salir a algún sitio, de paseo, a la playa o de vacaciones ¡cuántas veces hacemos lo mismo! Y esto repetitivo está en rojo en los calendarios para que todos sepamos lo que tenemos o debemos hacer. Y seguir hablando de esto tomaría mucho tiempo.

Así como repetimos cosas buenas y agradables, también somos los únicos animales que repetimos una y otra vez los mismos errores por eso alguien escribió: "El hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra" eso hablaría de nuestra torpeza en el aprendizaje ¿cierto?

Y todo lo que hagamos es una sucesión de repeticiones automáticas que si no estamos atentos nos pueden hacer jugar malas pasadas, al no entrenar funciones que nos parecen tan lógicas y naturales como sencillas: como dejar las cosas en su lugar cuando las utilizamos y limpias, pero al correr de los años, las seguimos haciendo y nos comenzamos a olvidar donde dejamos los lentes de leer cuando los tenemos puestos, y ahí, ante esa situación hay que comenzar a prestar más atención para enmendar eso, repitiendo: "ahora dejaré los lentes en este lugar cada vez que los use" esto sería una técnica propioceptiva que nos ayudará a controlar la memoria de los hechos automáticos.

Y en cuanto a la emoción afectiva, ¿cuántas veces acariciamos a un recién nacido, a un niño, a alguien que amamos de manera automática? ¿Cuántas veces al enamorarnos decimos lo mismo, o sentimos que nos dicen lo mismo? ¿Habrá originalidad en el amor? ¿Podríamos decir "te amo" de otra forma, sin recurrir a los idiomas? Parece difícil, quizás no haya otra manera de decirlo, pero se podrá matizar de tal manera que parezca original, dependiendo del real sentimiento. Las palabras, basta una pequeña mirada en los muros de facebook para ver cómo se emplean: "Te amo, te extraño, te necesito" Bien, aquí no solo funciona el cerebro, aquella parte que controla las emociones, sino que las glándulas endocrinas, etc.

La Naturaleza se repite a sí misma en sus ciclos y es al mismo tiempo creadora e innovadora, porque no se ha detenido nunca, por más que nos creamos los reyes de la creación y quizás los únicos, y, pese a que apenas notamos cambios, suceden nuevos, mientras otros se mantienen inalterables.

Vuelvo al ciruelo en casa del abuelo al que yo dentro de una vaguedad absoluta me daba por mirar el árbol cargado de deliciosas ciruelas, las que tomaba con solo trepar un gancho, luego con la panza llena volvía a mi asiento, al lado de mi abuelo que dormitaba. Una vez me dio por pensar que una rama, una pequeña rama ya crecida definitivamente tendría que dar cada año la misma cantidad de ciruelas. Me di el trabajo de encaramarme al árbol y con mucha paciencia conté las ciruelas, no recuerdo el número que anoté en un cuaderno, luego con cuidado saqué las ciruelas y las puse en un canasto. Pasó un año, aparecieron los brotes, las flores de esos brotes y luego las ciruelas y esperé con paciencia que el tiempo y el sol hicieran su trabajo y cuando llegó el día del conteo de la rama, para mi asombro comparé con la producción anterior que era ¡idéntica!, raciocinio lógico, pero pensando y pensando llegué a la conclusión que si yo comía diez ciruelas de esa rama, al año siguiente volvería a comer las mismas diez frutas lo que me llevo a pensar que podría estar comiéndome las mismas ciruelas siempre, es decir en esencia ¡las mismas! Más de alguna expuse esto a mis amigos que lo mejor que me dijeron fue: "¡Sale pa´lla!"

Quizás estas repeticiones sean necesarias, que tengan una función que aún no sabemos precisar. Lo que es yo, no quiero repetirme al escribir, ni en un poema, ni al decir te amo, quiero ser original, aunque en esto mismo, buscando la originalidad ya me esté repitiendo a mí mismo.

 

 

 

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