11 de septiembre de 2012 | COLUMNAS |
Olvidar es desconocer la historia
Por: Lilian Aliaga
Atrás quedó el bello país del norte, Suecia, con su naturaleza magnífica y su particular población. Mil recuerdos para atesorar, mil fotos para ordenar…. en algún momento, cuando la ajetreada vida que por ahora tengo me permita un respiro.
Sin casi darme cuenta, pasaron tres meses. El sueño llegó a su fin, de vuelta a mi tierra, me encuentro con la vorágine de los preparativos "dieciocheros". Apenas hubo tiempo para el reacondicionamiento físico, el cuerpo no entiende de husos horarios y demanda sus propios ritmos, ritmos a los cuales se había mañosamente acostumbrado.
Así mismo, yo me había acostumbrado… ¡y como no! ¡Cómo no acostumbrarse a tanta maravilla! : ambientes pulcros, locomoción pública eficiente, energía eléctrica y agua a discreción, una tan variada como asequible oferta cultural, Estocolmo, una ciudad para disfrutarla sin restricciones, sin los odiosos carteles: NO SE PUEDE, NO ENTRAR, NO HACER ESTO, PROHIBIDO LO OTRO. ..y sin tantos réclames de neón, que no dejan ver la belleza de la noche en la ciudad.
La realidad de nuestro Chile me golpea de entrada, viajo a Santiago con la misma maleta con la cual lo hice por tantos lugares sin dificultad alguna y sufro una verdadera odisea para abordar el metro: tengo que subir y bajar los 20 kilos, peldaño a peldaño, tras introducir el boleto en la ranura del pórtico quedo atascada en la angosta pasada, y finalmente debo "luchar" para hacerme un espacio entre la multitud y lograr abordar un carro al que ya prácticamente no le quedan asientos, tantos le han retirado para poder dar cabida a más personas de pie…El monstruoso Costanera Center, el nuevo orgullo arquitectónico de mi país parece haber hecho colapsar lo poco de bueno que le quedaba al metro. Hasta hace algunos meses atrás aún era posible viajar en éste con algo de comodidad, al menos en algún horario.
Amigos chilenos u otros que quieran visitarnos: recuerden que acá no existen ascensores en el metro, ni pórticos anchos para entrada de personas con coches o maletas, ni entradas especiales para minusválidos. Claro que es de justicia decir que a cambio de ello aún quedan personas amables que, eventualmente, ofrecen ayuda para cargarlos.
El ambiente de fiesta por estos días resulta casi abrumador, muchas casas y edificios ya lucen banderas, los noticiarios dedican gran parte del tiempo a difundir actividades, costumbres y especialmente gastronomía típica de los diversos rincones de Chile. Los días de festejo patrio 18 y 19 de septiembre, correspondientes a los días conmemorativos del primer Cabildo abierto y de las Glorias del Ejército, respectivamente, han correspondido este año, a los días martes y miércoles. De este modo las fiestas que tradicionalmente se inician el día 17 con la inauguración de fondas y ramadas, este año parten el día viernes 14 lo que significa que habrá nada menos que….6 días de fiesta!! Por todas partes se ve niños vistiendo trajes típicos para las actividades escolares y mucha, mucha gente viajando a diversos lugares, a pesar de los altos costos que por estos días tienen los pasajes que según las leyes que rigen el mercado están facultados para aumentar sus precios según la ley de oferta y demanda.
Incluso me da la sensación que ante tanta exacerbación patriótica fomentada al máximo por los medios de comunicación y ante tanta ansiedad por viajar y divertirse, este año muchas personas ni siquiera se han dado cuenta que estamos ad portas de un nuevo aniversario del día que cambió la historia de nuestro país. Al pasar escucho a alguien preguntar ¿Qué día es hoy? ¡Qué ganas de decirle! : hoy es 10, 10 de septiembre… y mañana es 11 ¿no se acuerda? Y con la sensibilidad a flor de piel tras conocer tantas historias de sufrimiento y horror no puedo menos que acongojarme… no podemos olvidar. Olvidar es desconocer la historia y desconocer la historia es…simplemente…dejar de existir.
Vaya mi afecto sincero y solidario para todos aquellos a quienes el 11 de septiembre de hace 39 años, cambió sus vidas de un modo drástico e irreparable.
Las Peñas, 10 de septiembre de 2012
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