25 de julio de 2013 | COLUMNA |
Resiliencia
Por: Lilian Aliaga
Hace mucho aprendí que cuando la vida nos brinda momentos de alegría hay que disfrutarlos con todo, vivirlos plenamente, sin cargos de conciencia como a veces nos ocurre por distintas razones y atesorarlos como se guarda ahorros en un banco, en el banco más importante de todos : el espiritual.
Luego, cuando inevitablemente el girar de la rueda de la existencia nos lleva hacia abajo y pasamos por aquellos difíciles, esos en los que nos parece que caemos en lo más profundo de un hoyo y no divisamos ni un asomo de luz, cuando pasamos por enfermedades, falta de trabajo, conflictos familiares, necesidades económicas y un largo etcétera...es en la energía acumulada en esos buenos momentos y lo que hayamos cultivado en ellos, donde encontramos la fuerza que nos ayuda a resistir, a capear el temporal, literalmente porque por fortuna, todo es "temporal", por mucho que cuando estamos inmersos en la adversidad nos parece vivir en una eternidad.
Sean cuales sean nuestras creencias en lo profundo de nuestro ser está la fuerza, como también la fuente de sabiduría, sabido es que casi siempre que pedimos, o se nos pide, consejo, hacemos finalmente lo que nosotros mismos ya teníamos decidido.
Estando por estos días recién saliendo de una larga y difícil situación familiar, comenzando recién a ver la luz al final del túnel, todavía me asombro de la capacidad que tenemos los seres humanos, capacidad para sufrir una y otra vez...con la misma intensidad y capacidad también, para reponernos y ponernos de pie con nueva y mayor energía.
RESILIENCIA, una palabra que me parece melodiosa, bonita, tanto como su significado y que en los últimos años ha puesto muy en boga la psicología positiva, basada más en las fortalezas del ser humano que en sus incapacidades.
Muchas veces oigo a personas expresar temor cuando las cosas les van muy bien, pensar que no puede ser duradero, que "no es posible" tanta felicidad, decir que presienten que en algún momento algo malo pasará. Es muy probable que en algún momento así suceda, simplemente porque la vida está hecha de momentos buenos y malos, lo importante es disponerse conscientemente a vivir cada uno de ellos, a reír en el momento que tengamos la felicidad y a llorar cuando así nos corresponda sin malgastar nuestra energía en cuestionar una y otra situación, simplemente vivirlas... y luego como decía una persona muy especial que transitó junto a mi importantes momentos de mi vida: respirar hondo y continuar.
Antes de terminar me gustaría compartir con ustedes un regalo de Elina, una destacada poetisa sanfernandina, en momentos difíciles. (Pronto).
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